En el sur de Sulawesi, Indonesia, los arrecifes de coral han experimentado una recuperación sin precedentes: en solo cuatro años, un proyecto de restauración ha logrado que arrecifes devastados vuelvan a parecerse a sus contrapartes naturales. Este milagro ecológico, que parecía inalcanzable, fue documentado por un equipo de investigadores de las universidades de Exeter y Lancaster, junto con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Indonesia (BRIN) y Mars Sustainable Solutions.
¿Cómo lo lograron? Con una innovadora técnica de restauración, los científicos crearon estructuras de acero cubiertas de arena para sostener fragmentos de coral sano en doce zonas deterioradas. Esta red actúa como cuna para los corales trasplantados, permitiéndoles crecer y regenerarse como si estuvieran en un ecosistema intacto. “Los arrecifes restaurados en estas áreas no se distinguían de los arrecifes sanos cercanos en todos los parámetros investigados”, explica Ines Lange, de la Universidad de Exeter.
Este proyecto no solo reconstruyó la belleza natural del arrecife, sino que reactivó funciones críticas del ecosistema, como la captura de carbono y la protección costera frente a tormentas. Cuatro años después de la plantación inicial, los arrecifes restaurados comenzaron a proporcionar un hábitat igual de vibrante que el de los arrecifes naturales, atrayendo especies marinas de todo tipo. Esto es particularmente importante en un país como Indonesia, donde prácticas como la pesca con explosivos dejaron los arrecifes devastados durante décadas.
Lange destacó la rapidez del proceso: “Esto significa que, en solo cuatro años, los arrecifes restaurados crecen a la misma velocidad que los arrecifes sanos, proporcionan un hábitat similar para la vida marina y protegen eficazmente la isla de las olas y la erosión”. Un logro que abre la puerta a más iniciativas de restauración a nivel mundial, mostrando que con métodos innovadores, la naturaleza puede recuperarse a un ritmo inesperado.
Este éxito es una inspiración para seguir cuidando nuestros océanos, especialmente ante el cambio climático y la contaminación que siguen amenazando la biodiversidad marina. La esperanza para los arrecifes del mundo, después de todo, podría estar solo a unos fragmentos de coral de distancia.