Imagina que una fábrica entera, con su maquinaria, sus rutinas y su historia, de un día para otro cambia por completo su producción.

No es ciencia ficción, ni un sueño ecológico imposible, sino una realidad que Danone hizo tangible en Francia. En Villecomtal-sur-Arros, una pequeña localidad del suroeste del país, la multinacional decidió transformar por completo una de sus plantas para convertirla en un centro de producción exclusivamente vegetal. ¿El motivo? La creciente demanda de alimentos de origen vegetal en Europa.

El cambio no fue casualidad. En Francia, una de cada cuatro personas se identifica como flexitariana, es decir, alguien que elige consumir mayormente alimentos de origen vegetal, pero sin renunciar por completo a la carne. Es una tendencia que crece cada año, no solo en Francia, sino en muchos países del mundo. Las cifras hablan por sí solas: en 2022, el mercado de productos alternativos a los de origen animal movió 2.210 millones de euros en Europa, un 7% más que en 2021. Con estos datos en la mano, Danone vio la oportunidad perfecta para reinventar su modelo y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo.

La planta de Villecomtal-sur-Arros ahora se dedica a la producción de bebidas a base de avena bajo la marca Alpro. Y aunque pueda parecer un cambio más en el mundo de la alimentación, su impacto va mucho más allá. La transformación de la fábrica no solo responde a la demanda del mercado, sino que también tiene un fuerte impacto ambiental. Al reducir la producción de productos lácteos, la empresa disminuye considerablemente sus emisiones de gases de efecto invernadero, alineándose con los objetivos de sostenibilidad que muchas compañías buscan alcanzar en la actualidad.

Lo interesante de esta historia no es solo el cambio de producción, sino lo que representa: una muestra clara de que el consumo está evolucionando y que las grandes empresas están prestando atención y es una realidad

¿Será este el primer paso de muchas otras compañías hacia un futuro más sostenible?

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