París necesitaba prepararse para una de las ceremonias más emotivas de las Olimpiadas 2024 y con la esperada llegada de la antorcha olímpica al Pebetero de la capital francesa. Esta llama, símbolo de paz y unidad, trajo consigo un mensaje de esperanza y celebración deportiva que conecta los antiguos Juegos con los contemporáneos. Sin embargo, este año, tuvo un momento especial que capturó la atención mundial: el relevo de la antorcha por parte del atleta paralímpico, Kevin Piette, asistido por un exoesqueleto robótico.

Kevin Piette, de 36 años, es un atleta paralímpico cuya historia de superación ha conmovido a muchos. Una grave lesión en la columna vertebral a causa de un accidente en su infancia lo dejó parapléjico. No obstante, la determinación de Piette y los avances en tecnología médica le han permitido no solo caminar de nuevo, sino también participar en uno de los eventos más icónicos del deporte mundial.

Piette recorrió un tramo del relevo de la antorcha olímpica por las calles del noreste de París. Equipado con un exoesqueleto robótico, el atleta avanzó con firmeza y orgullo, acompañado por una multitud entusiasta que lo aclamaba. Este momento quedó inmortalizado en video y rápidamente se viralizó en las redes sociales, con comentarios como “súper gran gesto”, “verlo llevar la antorcha me hizo creer que todo es posible” y “que Dios lo bendiga”, reflejando el impacto emocional y la admiración que generó su hazaña.

El exoesqueleto es una pieza de tecnología avanzada, diseñada para proporcionar sujeción en la cintura, muslos, rodillas y tobillos. Este dispositivo le ofreció la estabilidad necesaria para moverse con seguridad, demostrando cómo la tecnología puede superar barreras físicas y abrir nuevas posibilidades para las personas con discapacidades.

“Su participación no solo simboliza la unión de los pueblos a través del deporte, sino también la integración y la inclusión en su máxima expresión” comentó Tracey Callahan Molnar, experta en tecnología de asistencia.

Aurora Sky Castner, una joven de Texas, Estados Unidos, está captando la atención y admiración de muchos al superar circunstancias difíciles y alcanzar logros impresionantes. Nacida en la cárcel del condado de Galveston, su historia es un testimonio del poder de la resiliencia y el apoyo comunitario. Dieciocho años después de su nacimiento en prisión, Castner se graduó como tercera de su promoción en el Instituto de Conroe y ahora planea estudiar en la prestigiosa Universidad de Harvard.

Castner llegó al mundo en un entorno inusual. Su madre estaba en la cárcel cuando dio a luz y no participó en la vida de su hija después del nacimiento. Su padre, un hombre que se dedicó por completo a criarla, la recogió recién nacida de la prisión y la crió como padre soltero, enfrentando desafíos pero siempre buscando lo mejor para ella.

Sus profesores notaron su talento y decidieron que podría beneficiarse del apoyo adicional del programa Proyecto Mentor de CISD, el cual conecta a voluntarios de la comunidad con estudiantes necesitados de orientación.

Mona Hamby, una mentora dedicada le cambió la vida de Castner. Hamby recibió un expediente sobre Aurora que revelaba aspectos entrañables de su personalidad: su heroína era Rosa Parks, su comida favorita eran los tacos de Dairy Queen y le encantaba leer. Desde el primer momento, Hamby supo que estaba frente a una joven brillante.

Hamby no solo ofreció orientación académica; también proporcionó apoyo en aspectos más personales de la vida de Castner. Le ayudó a elegir gafas, a cortarse el pelo por primera vez y, con la ayuda de otros miembros de la comunidad, le proporcionó cuidados dentales y ortodóncicos. Además, Hamby facilitó experiencias importantes para cualquier niño, como asistir a un campamento de verano. Estas acciones no solo mejoraron la calidad de vida de Castner, sino que también le mostraron que había personas dispuestas a apoyarla y guiarla.

A lo largo de su trayectoria educativa, Castner impresionó a todos con su determinación y rendimiento académico. Su solicitud a Harvard, que comenzaba con la poderosa frase “Nací en la cárcel”, capturó la atención de los evaluadores de la Ivy League. Gracias a la ayuda de James Wallace, profesor de la Universidad de Boston, Castner pudo presentar su historia de la manera más impactante posible, lo que contribuyó a su aceptación en Harvard.

Aurora Sky Castner es un ejemplo inspirador de cómo, con determinación y el apoyo adecuado, es posible superar las circunstancias más difíciles. Su historia, desde un comienzo desafiante hasta su aceptación en una de las universidades más prestigiosas del mundo, es un recordatorio de que el potencial humano es ilimitado y que el apoyo comunitario puede hacer una diferencia significativa en la vida de una persona.