Esta es un noticia de esas que parecen sacadas de una historia de ciencia ficción, pero la realidad es que viene directo de uno de los laboratorios más serios del mundo: investigadores descubrieron algo que podría cambiar la forma en que vemos… ¡nuestros dientes!

Resulta que un grupo de científicos publicó en la revista Science Advances un estudio que conecta dos cosas que jamás imaginarías: la enfermedad de las encías y el Alzheimer. Sí, así como lo lees. Una bacteria que vive feliz en bocas descuidadas podría tener algo que ver con el deterioro cerebral que causa esta devastadora enfermedad.

¿Y cuál es esa bacteria traicionera? 

Se llama Porphyromonas gingivalis, y es la culpable de una condición llamada periodontitis crónica (básicamente una enfermedad de encías avanzada). Pero lo más inquietante es que, según los científicos, esta bacteria puede viajar desde tu boca hasta tu cerebro. Ahí, no solo invade, sino que también libera una proteína tóxica que destruye neuronas y fomenta la producción de las placas asociadas con el Alzheimer.

Antes ya se había visto esto en ratones, pero ahora lo encontraron en tejidos cerebrales de personas reales. Y sí, los resultados son tan sorprendentes que ya se está probando un nuevo medicamento que podría frenar la destrucción cerebral bloqueando estas proteínas malvadas. Un ensayo clínico con humanos está en camino. 

¿Significa esto que si no te cepillas los dientes vas a terminar con Alzheimer

No exactamente. La ciencia aún no confirma si la bacteria es la causa o solo un factor más. Pero lo que sí sabemos es que las personas con Alzheimer suelen tener una higiene bucal más deficiente... lo que hace difícil saber qué vino primero: la enfermedad o el mal cuidado dental.

Lo que sí es seguro es que tu boca es más importante de lo que pensabas. Así que, si estabas buscando una excusa para evitar ir al dentista… mala noticia.  Ahora lo sabes: cuidar tus encías no solo es por estética, podría ser un escudo para tu cerebro.

Las jóvenes científicas Jeanny Yao y Miranda Wang desarrollaron una bacteria capaz de transformar el plástico en CO2 y agua. Su objetivo inicial es limpiar las playas y océanos y también producir materia prima para prendas de vestir.

“Hoy en día, es prácticamente imposible dejar de utilizar plástico. Creemos que todo debería ser biodegradable”, afirmó Wang.

De acuerdo con estudios recientes, la previsión para 2050 la cantidad de plástico en los océanos superará a la de peces. La Buena Noticia es que hay personas preocupadas por la contaminación marina, como las estudiantes Yao y Wang, que han desarrollado una bacteria capaz de convertir el plástico en CO2 y agua como lo mencionamos anteriormente, pero ¿cómo sucedió?

Las estudiantes prodigio de Canadá de tan sólo 20 y 21 años, comenzaron su investigación en la escuela y ahora cuentan con dos patentes, una empresa y aproximadamente 400.000 dólares de inversión;  el financiamiento necesario para llevar adelante este proyecto, que vienen desarrollando desde la escuela.

Reconocidas con cinco premios, se convirtieron en las más jóvenes en recibir el Perlman Science Award en el Wharton Business Plan 2016 que constó en una suma de dinero de 30 mil dólares, gracias a su innovador prototipo utilizado tanto en la limpieza de playas como en la producción de materias primas para tejidos, ofreciendo una solución al creciente desafío del uso del plástico.

Su objetivo es equipar estaciones móviles de limpieza con esta tecnología, por ejemplo, buques flotantes para limpiar los mares con 150,000 litros de biodigestores a bordo. La tripulación podrá cargar los tanques con poliestireno y esperar que los residuos se degraden. Wang y Yao han formado la empresa BioCellection, con la cual quieren mejorar la eficiencia del sistema para eliminar nueve gramos de plástico por litro de bacteria. De este modo se pueden limpiar 150,000 litros con bacterias por unos $20,000.

Wang y Yao no tienen mucho tiempo para dormir, pero BioCellection parece una buena excusa para perder horas de sueño, “Necesitamos urgentemente maneras de descomponer todo el plástico que hay en nuestras aguas y hasta el momento, ésta parece la mejor fórmula posible”, enfatizaron con emoción.

Con este invento para disminuir la contaminación en los océanos, la transformación se produce en dos etapas en tan solo 24 horas. En una primera instancia, el plástico es disuelto y las enzimas lo catalizan, permitiendo que se convierte en fragmentos maleables. Luego, se colocan en una estación biodigestora, donde se finaliza el proceso.

La bacteria puede transformar los ftalatos, que son una toxina peligrosa usada en los plásticos, en productos finales como dióxido de carbono o agua; sin duda se trata de una novedosa tecnología para romper el material plástico y así volverlo biodegradable y un gran avance para luchar contra un material, el plástico, que (casi) nunca muere.