¿Te imaginas que pedaleando puedas generar energía para algo más que solo tu entrenamiento? 

Esto es justo lo que ocurrió en Lituania, donde una obra de teatro sobre el cambio climático se alimentó completamente con energía generada por bicicletas. ¡Sí, leíste bien!

Durante la presentación de “Una obra para los vivos en tiempos de extinción”, en el Teatro Dramático Nacional de Lituania, dos bicicletas estáticas fabricadas por Tukas EV produjeron la electricidad necesaria para iluminar y poner en marcha toda la función de 90 minutos. En solo tres horas de pedaleo, lograron lo impensable: hacer que el teatro y el arte sean más sostenibles.

Jonas Navickas, director general de Tukas EV, explicó la sorpresa que les trajo este innovador uso de sus bicicletas: “Cuando creamos la bicicleta, nunca imaginamos que se utilizaría en el escenario durante una representación de este tipo. Pueden alimentar un portátil, un smartphone o incluso una casa entera”. Esta declaración demuestra la versatilidad de estas bicicletas que no solo generan energía para funciones teatrales, sino que también pueden ser una solución en situaciones de emergencia.

La obra, escrita por la estadounidense Miranda Rose Hall, aborda la extinción masiva de especies y el papel del ser humano en la crisis climática. Con la dirección de la británica Katie Mitchell, forma parte de una iniciativa llamada STAGES, que promueve un teatro más ecológico y sostenible, utilizando recursos locales y energía renovable.

El concepto detrás de esta obra va más allá del entretenimiento. Se trata de un proyecto que busca cambiar la manera en la que el sector cultural interactúa con la sostenibilidad. Con el apoyo de la Unión Europea, 14 teatros europeos ya se han sumado al movimiento, incluyendo escenarios tan importantes como el Piccolo Teatro di Milano en Italia y el Théâtre de Liège en Bélgica.

Estas bicicletas especiales, conocidas como HR Bank, son capaces de generar entre 50 y 300 vatios por hora y pueden almacenar energía suficiente para mantener una luz encendida durante una semana. La idea nació de una necesidad urgente: tras los bombardeos en Ucrania, Navickas vio cómo la gente luchaba por cargar sus dispositivos y decidió crear una solución fuera de la red.

Con un costo de alrededor de 3,000 euros, estas bicicletas están hechas con aluminio reciclado y madera de abedul certificada, apostando siempre por materiales sostenibles. Aunque todavía no son accesibles para todos, representan un paso hacia un futuro donde pedalear no solo sirva para ejercitarte, sino también para iluminar el mundo del arte y la vida cotidiana.

La batalla contra la acumulación de desechos orgánicos y la promoción de prácticas sostenibles ha alcanzado un nuevo hito en Francia con la implementación del compostaje obligatorio en hogares y empresas a partir del pasado 1 de enero de 2024. Esta medida, respaldada por el gobierno francés, busca transformar cáscaras de huevo, posos de café, desechos de frutas y verduras, entre otros, en valiosos recursos como abono y fertilizantes.

Con aproximadamente un tercio de los residuos domésticos compuestos por desechos orgánicos, la iniciativa apunta a aliviar la carga de los vertederos y reducir la emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático. Según estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Transición Ecológica, alrededor del 40 por ciento de la población, equivalente a 27 millones de franceses, tendrá acceso a la clasificación de residuos orgánicos en 2024 mediante métodos como la recolección puerta a puerta o puntos de entrega voluntaria.

El compromiso del gobierno no se detiene aquí. Se respalda financieramente la transición hacia el compostaje con una inversión de 100 millones de euros de la Agencia de Medio Ambiente y Gestión de la Energía de Francia (Ademe), además de apoyarla con el Fondo Verde. Esta medida no solo busca gestionar de manera más efectiva los desechos, sino también fomentar la transición hacia energías renovables.

Una de las metas clave es alcanzar un 30 por ciento de materia orgánica presente en los residuos domésticos, convirtiendo lo que antes era desperdicio en valiosos recursos para la agricultura y la producción de energía. Además, el gobierno planea utilizar el compostaje para la metanización, aprovechando el metano generado por los desechos orgánicos para producir electricidad o calor, en línea con la ley de transición energética que busca aumentar el uso de fuentes renovables.

Si bien la separación de biorresiduos se ha implementado a nivel municipal en varios países europeos, incluyendo a Francia, la iniciativa francesa establece un precedente importante al hacer obligatorio el compostaje en hogares y empresas. Esta medida no solo aborda la preocupación ambiental relacionada con la gestión de residuos, sino que también contribuye a combatir el desperdicio de alimentos, un problema que representa aproximadamente el 16 por ciento de las emisiones totales del sistema alimentario de la UE, según la Comisión Europea.

Francia se une así a una tendencia creciente en Europa hacia prácticas más sostenibles en la gestión de residuos. Ciudades como Milán en Italia han liderado programas residenciales similares con éxito, mientras que países como Austria, los Países Bajos y Bélgica han implementado sistemas de compostaje doméstico generalizado.

El Reino Unido también está siguiendo el ejemplo, con planes para implementar la recolección selectiva de desechos de alimentos en 2023. Esta tendencia refleja un cambio hacia una mentalidad más ecológica y sostenible en toda Europa, donde la gestión de residuos se está convirtiendo en una prioridad para los gobiernos y los ciudadanos por igual.

En un hito médico que abre las puertas a la esperanza, un equipo de la Universidad de Granada (UGR) ha anunciado el desarrollo de una terapia revolucionaria para la cura definitiva del Síndrome de Bernard-Soulier, una rara patología genética que afecta la coagulación sanguínea.

La terapia, basada en un autotrasplante de células madre modificadas genéticamente, representa un avance significativo en la medicina y ofrece una nueva perspectiva para aquellos que sufren esta condición.

El Síndrome de Bernard-Soulier se caracteriza por problemas de coagulación originados por una disfunción de las plaquetas, que se encuentran en menor cantidad y con una funcionalidad reducida en los pacientes afectados. El equipo de investigadores de la UGR, en colaboración con expertos internacionales, ha diseñado una estrategia novedosa para tratar esta enfermedad mediante una terapia génica con células madre hematopoyéticas humanas.

La terapia desarrollada por los científicos permite recuperar la expresión de la proteína alterada en la enfermedad en las células madre hematopoyéticas de los pacientes. Este enfoque innovador busca restaurar la funcionalidad de las plaquetas y, en última instancia, lograr la curación completa del Síndrome de Bernard-Soulier a través de un autotrasplante de células madre modificadas genéticamente.

Los resultados obtenidos hasta ahora son prometedores, ya que los investigadores han demostrado por primera vez la utilidad de la terapia génica sobre células madre hematopoyéticas humanas para el tratamiento de esta enfermedad. Aunque el Síndrome de Bernard-Soulier es excepcionalmente raro, afectando a menos de un caso por cada millón de nacimientos, la técnica desarrollada también podría aplicarse en el tratamiento de otras trombopatías genéticas.

El proceso de investigación está en curso, y los científicos se centran ahora en demostrar la funcionalidad y la bioseguridad de los vectores terapéuticos en un modelo animal experimental del Síndrome de Bernard-Soulier Tipo C. La generación de resultados positivos en esta fase permitirá avanzar hacia análisis preclínicos más completos y, eventualmente, solicitar la aprobación de este vector de terapia génica como medicamento huérfano para el tratamiento de esta enfermedad.

El doctor Gonzalo Martínez Navajas, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UGR y del Centro de Genómica e Investigación Oncológica GENyO, presentó los resultados de este trabajo en el trigésimo Congreso Europeo de la Sociedad Europea de Terapia Génica y Celular. Además, el estudio contó con la participación de investigadores de diferentes instituciones, incluyendo el Centro de Hemodonación de Murcia, la Universidad de Zurich, el National Health Service Blood and Transplant de Cambridge, el Hospital Universitario de Coimbra y un centro en Kortrijk, Bélgica.

Este avance científico, financiado por el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación, representa una luz de esperanza para aquellos que padecen el Síndrome de Bernard-Soulier y, potencialmente, para aquellos con condiciones genéticas similares. La ciencia, una vez más, demuestra su capacidad para transformar vidas y ofrecer soluciones innovadoras a desafíos médicos complejos.