En el mundo del deporte de alto rendimiento, los animales han encontrado su lugar, no solo como acompañantes, sino como verdaderos terapeutas. Tal es el caso de Beacon, un Golden Retriever cuya función va más allá de ser una simple mascota. Este excepcional canino demostró ser un pilar fundamental para la delegación de gimnastas de Estados Unidos, brindando apoyo emocional y contribuyendo al bienestar mental de los atletas durante las exigentes pruebas clasificatorias para los Juegos Olímpicos de París 2024.

Beacon no es un perro cualquiera. Entrenado específicamente para ser un perro de terapia, Beacon trabaja bajo la supervisión de su entrenadora, Tracey Callahan Molnar, quien también tiene un pasado como gimnasta. “El trabajo de Beacon comienza una vez que finalizan las pruebas de los deportistas”, explica Callahan. “Su presencia es tan esencial como la de cualquier otro miembro del equipo, ya sea un utilero, un preparador físico o un entrenador”.

Durante el mes de junio, Beacon estuvo presente en las pruebas de clasificación realizadas por los gimnastas de la USAG (Federación de Gimnasia de Estados Unidos). En estos momentos críticos, el Golden Retriever demostró su capacidad para detectar y aliviar el estrés y la ansiedad de los atletas. Tracey Callahan recorre el perímetro con Beacon, observando las reacciones de las gimnastas. Al detectar a alguien nervioso o desconsolado, Beacon se acerca para ofrecer consuelo y apoyo.

“La capacidad de Beacon para captar el estrés y acercarse a las personas de inmediato es asombrosa”, comentó Callahan al medio deportivo . “Su presencia transforma el ambiente, proporcionando una calma que es crucial para nuestros atletas”.

Considerado por muchos como el “Goodest Boy” (buen chico), Beacon se ha ganado un lugar especial en el corazón de la delegación. Su función no es solo emocional, sino terapéutica. Después de cada prueba, los atletas tienen hasta 40 minutos para interactuar con Beacon, tiempo en el cual el perro trabaja incansablemente para absorber la tensión acumulada de los gimnastas. Estos momentos de interacción se convierten en oasis de tranquilidad en medio de la intensa preparación olímpica.

El trabajo de Beacon requiere una preparación meticulosa. Tracey Callahan asegura que el Golden Retriever está siempre listo para actuar en el momento preciso. Sin embargo, también necesita tiempo para descansar y recuperarse después de absorber el estrés de los atletas. “Absorben el estrés de las personas a las que están aliviando. Así que, aunque pueda estar tumbado inmóvil durante dos horas, después está agotado”, explicó Callahan. Este ciclo de trabajo y descanso es esencial para mantener la efectividad de Beacon como terapeuta.

En medio de un mundo donde el estrés y la ansiedad son cada vez más comunes, la ciencia nos brinda una revelación emocionante: vivir cerca del océano no solo es un placer para los sentidos, sino también una receta para el bienestar mental y emocional.

Las olas que acarician la costa, el olor a sal en el aire y la vista del vasto horizonte marino no solo son elementos de un paisaje encantador, sino también potentes catalizadores de nuestra salud mental. Estudios científicos demuestran que el contacto con el mar reduce los niveles de estrés psicológico y mejora nuestro bienestar general.

Un reciente estudio revela que aquellos que pasaron su infancia cerca del agua, ya sea en la costa, lagos o ríos, disfrutan de una mejor salud mental en la edad adulta. La exposición a estos entornos durante la niñez se asocia con un mayor bienestar subjetivo y una reducción del riesgo de problemas de salud mental en la vida adulta.

La investigación, realizada en 18 países con más de 15,000 participantes, resalta la importancia de la exposición temprana al mar en el desarrollo emocional y mental. Los recuerdos de experiencias en entornos marinos durante la infancia se correlacionan con una mayor apreciación por la naturaleza y una predisposición a disfrutar de entornos naturales en la edad adulta.

Mathew White, coautor del estudio, enfatiza la necesidad de proporcionar entornos naturales accesibles y seguros para el sano desarrollo de nuestros niños. Este llamado no solo es para los planificadores urbanos y autoridades locales, sino también para los padres y tutores, quienes tienen la responsabilidad de fomentar el contacto con la naturaleza desde una edad temprana.

Los beneficios de crecer junto al mar no se limitan a una sensación temporal de felicidad, sino que tienen efectos a largo plazo en nuestra salud mental y emocional. Ahora más que nunca, reconocemos el valor terapéutico del océano y la necesidad de integrarlo en nuestras vidas para cultivar un bienestar duradero.