Johnny Depp no solo es conocido por ser un actor talentoso, sino también por su generosidad. Su última sorpresa fue el pasado mes de septiembre de 2024 en San Sebastián, España, donde, con motivo de la presentación de su película como director en el Festival de Cine, se convirtió en el Capitán Jack Sparrow para alegrar el día de los niños hospitalizados en el Hospital Universitario Donostia.

Este gesto no solo hizo sonreír a los pequeños, sino que dejó una huella emocional que será recordada durante mucho tiempo. Vestido con su característico atuendo de pirata, Depp recorrió la planta infantil y de oncología del hospital, protagonizando una escena que parecía sacada directamente de las películas de Piratas del Caribe. Con sus bromas, guiños y pedorretas, el actor se mostró espontáneo y cercano, causando asombro y risas entre los niños y su familias. Uno de los momentos más divertidos fue cuando un niño le preguntó dónde había dejado su barco. Depp, fiel a su personaje, respondió: “Tuve que venderlo para comprarme el diente que me faltaba”, provocando risas entre los presentes.

Pero lo que realmente marcó la diferencia fue el calor humano de Johnny Depp. En un gesto que reflejó su conexión genuina con los pequeños, un niño pidió repetir el choque de palmas que había hecho con el actor, hasta que la mano de Depp quedó roja por la fuerza con la que el pequeño golpeaba. “Gracias, amigo”, le dijo Depp en perfecto castellano, dejando una sonrisa en el rostro del niño y en el de todos los presentes.

Este acto de generosidad es solo un ejemplo de las visitas que Depp ha hecho a hospitales alrededor del mundo, demostrando que su corazón es tan grande como su talento. Aunque su aparición no fue parte de una película ni estuvo rodeada de cámaras, para esos niños, fue una verdadera escena de cine.

La innovación en tecnología protésica ha alcanzado un hito sin precedentes: se ha desarrollado la primera prótesis de mano capaz de transmitir la sensación de temperatura y calor humano a su usuario. Este dispositivo, conocido como MiniTouch, promete transformar la vida de las personas amputadas al mejorar significativamente sus interacciones sociales y su sensación de conexión humana. 

El dispositivo transmite información térmica desde la yema del dedo de la mano protésica hasta el brazo residual del usuario, permitiéndoles sentir variaciones de temperatura con una precisión asombrosa.

El dispositivo ha sido probado con éxito en un hombre italiano de 57 años, Fabrizio, quien perdió su mano hace más de tres décadas. Gracias a MiniTouch, Fabrizio ha podido diferenciar entre objetos fríos y calientes con una precisión del 100%, logrando una conexión emocional intensa al volver a sentir el calor humano después de tanto tiempo. “Fue una emoción muy fuerte para mí. Fue como reactivar una conexión con alguien,” expresó Fabrizio conmovido, resaltando el impacto emocional de esta tecnología revolucionaria.

Durante las pruebas clínicas realizadas en el Centro de Prótesis Inail en Bolonia, Italia, Fabrizio fue capaz de identificar y clasificar manualmente objetos de diferentes temperaturas o materiales. “Por primera vez, estamos muy cerca de restaurar toda la paleta de sensaciones a las personas amputadas,” afirmó el profesor Silvestro Micera, coautor principal del estudio. “Y se puede integrar fácilmente en prótesis comerciales,” añadió, subrayando la viabilidad práctica y la accesibilidad futura del MiniTouch.

El MiniTouch se distingue por su integración de dispositivos electrónicos disponibles en el mercado en prótesis ya existentes, sin necesidad de procedimientos quirúrgicos invasivos. El dispositivo se adhiere a un punto específico de la extremidad del usuario, generando sensaciones en su dedo índice fantasma. “Creemos que tener la capacidad de sentir la temperatura mejorará la encarnación de las personas amputadas: la sensación de que ‘esta mano es mía’.

Este avance tecnológico representa una de las últimas fronteras en la restauración de sensaciones naturales en extremidades artificiales. La incorporación de sensaciones térmicas realistas no solo mejora la funcionalidad de las prótesis, sino que también tiene un impacto profundo en la calidad de vida y la conexión emocional de los usuarios.