Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Texas, ha desarrollado un spray nasal que podría cambiar el futuro de los tratamientos contra el Alzheimer y la demencia. Este innovador aerosol no solo atraviesa la barrera hematoencefálica —una de las mayores dificultades para llegar al cerebro—, sino que también promete deshacer los depósitos de proteínas tóxicas que se acumulan en el cerebro, principales causantes del Alzheimer.

“Este spray nasal fue probado en ratones con síntomas similares al Alzheimer humano, y los resultados son asombrosos. Las proteínas tau, que se habían acumulado en sus cerebros, se redujeron significativamente tras el tratamiento”, explican los investigadores.

La clave de este descubrimiento está en un anticuerpo especial que ataca directamente a las proteínas tau, las cuales, junto con los péptidos amiloide-beta, juegan un rol central en el deterioro de la memoria. “La proteína tau se convierte en una especie de veneno para las células cerebrales al modificarse y formar nudos tóxicos”, señalan los expertos. Para enfrentarlo, los científicos encapsularon los anticuerpos en diminutas burbujas lipídicas, permitiéndoles pasar al cerebro de forma segura y precisa.

Aunque los investigadores advierten que el camino hacia los ensayos en humanos es largo, los avances sugieren una posible herramienta para reducir los síntomas en etapas iniciales de estas enfermedades. Por ahora, este spray nasal es una luz de esperanza en un campo que aún no ha encontrado cura para el Alzheimer. “Es un paso importante, y aunque aún falta mucho, estamos más cerca de un tratamiento real” enfatizaron los científicos.

¿Sabías que el helado no solo es delicioso, sino que también puede mejorar tu estado de ánimo

Más allá de ser el postre perfecto para los días calurosos o para disfrutar con amigos, el helado tiene el poder de hacernos más felices. Según un estudio pionero realizado en 2007 por el Instituto de Psiquiatría de Londres en colaboración con Unilever, comer helado activa zonas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa. “No es solo un gusto; es casi como una dosis de felicidad”, explica uno de los investigadores.

Este estudio utilizó resonancias magnéticas funcionales (FMRI) para observar cómo el cerebro responde al helado. Los investigadores analizaron la actividad cerebral de los participantes antes y después de consumir una pequeña porción de helado de vainilla. ¿El resultado? Se detectó una notable actividad en la corteza orbitofrontal, una región del cerebro clave para experimentar placer. “Es sorprendente ver cómo algo tan sencillo puede activar tan profundamente nuestro centro de recompensa”, comentó el equipo de investigación.

Y eso no es todo: los alimentos dulces, como el helado, pueden desencadenar la liberación de endorfinas, las conocidas “hormonas de la felicidad”. Este fenómeno ayuda a explicar por qué nos sentimos tan bien al disfrutar un helado, especialmente en situaciones felices como reuniones familiares o celebraciones. Así, el helado no es solo una cuestión de sabor, sino también de recuerdos y emociones.

La próxima vez que tengas un mal día, una porción de helado podría ser justo lo que necesitas para darle un giro a tu ánimo. Como dicen los expertos, “un helado puede ser mucho más que un simple postre; es una forma de bienestar en cada cucharada”.

El sarcástico escritor inglés Oscar Wilde solía afirmar que “su ironía se perdía entre los estúpidos”. Aunque en su tiempo estas palabras pudieran parecer un mero desplante de arrogancia, la ciencia moderna ha venido a darle la razón. Un estudio reciente de Insead, una prestigiosa escuela de negocios en Francia, ha revelado que el sarcasmo no solo es una muestra de ingenio, sino también un signo de una mente creativa y saludable.

La investigación, publicada en la revista Organizational Behavior and Human Decision Processes, señala que las personas que utilizan y comprenden el sarcasmo son hasta tres veces más creativas y inteligentes que aquellas que prefieren la comunicación directa y sincera. Este fenómeno se debe a que el sarcasmo obliga al cerebro a procesar pensamientos abstractos y subjetivos, una actividad que estimula la creatividad.

“Puede ser bastante desafiante”, dice Penny Pexman, psicolingüista de la Universidad de Calgary en Canadá. Ella y otros expertos han descubierto que el sarcasmo requiere que el cerebro supere numerosas dificultades para llegar a una interpretación correcta, lo que implica un nivel de capacidad intelectual superior al que se necesita para comprender declaraciones literales.

Los niños pequeños no entienden el sarcasmo, pero al llegar a la adolescencia, esta forma de comunicación se convierte en una herramienta habitual. Pexman ha demostrado que el entorno familiar juega un papel crucial en la adquisición de esta habilidad. Si los padres usan el sarcasmo, es más probable que sus hijos desarrollen la capacidad de captar y emplear la ironía de manera efectiva.

En estudios con niños, Pexman ha utilizado marionetas para ilustrar cómo los jóvenes aprenden a detectar el sarcasmo. Por ejemplo, un niño puede ver a una marioneta llamada Jane que intenta pintar una rosa pero acaba haciendo un desastre. Su amiga Anne le dice: “Eres una pintora increíble”. Los niños menores de cinco años suelen tomar esta declaración literalmente, mientras que los mayores empiezan a captar el tono irónico.

El sarcasmo no solo es una forma sofisticada de comunicación, sino también una herramienta para aumentar la creatividad. Un experimento realizado por Li Huang de Insead, junto con colegas de las universidades de Harvard y Columbia, mostró que recordar o participar en intercambios sarcásticos puede catalizar el pensamiento creativo. En un test de creatividad conocido como el “problema de la vela”, aquellos que recordaban interacciones sarcásticas tuvieron el doble de éxito en encontrar una solución innovadora.

Más allá de sus beneficios cognitivos, el sarcasmo puede servir como un mecanismo para lidiar con situaciones difíciles o sentimientos negativos. Kathrin Rothermich de la Universidad de Carolina del Este encontró que el uso del sarcasmo aumentó entre las personas deprimidas y ansiosas durante la pandemia de COVID-19, reflejando su papel en la gestión del estrés y la frustración.

“El sarcasmo puede ser una forma de desahogarse”, dice Rothermich. Además, puede añadir un matiz necesario a nuestras interacciones, suavizando críticas o añadiendo un toque juguetón a los cumplidos.

Lejos de ser una simple forma de ingenio o un comportamiento juvenil, el sarcasmo es una herramienta lingüística compleja que refleja una mente flexible e inventiva. A medida que los adolescentes dominan esta habilidad, no solo están demostrando su capacidad intelectual, sino también preparando sus cerebros para enfrentar desafíos creativos y emocionales. 

La proteína Galectina-3 jugaría un papel importante en el deterioro neuronal del Alzheimer y en las oscilaciones gamma del hipocampo (estructura involucrada en el aprendizaje y la memoria), al esta ser  inhibida, lo que podría poner un gran freno a dicha enfermedad.

Yuniesky Andrade Talavera y Antonio Rodríguez Moreno, investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, participaron en el estudio internacional que ha dado como resultado con una proteína clave en el deterioro neuronal en el Alzheimer. 

En dicho estudio se detallan los efectos de la proteína Galectina-3, a la que también se refieren como Gal-3. Está presente en los circuitos neuronales del hipocampo, que está relacionado con funciones como el aprendizaje y la memoria. Además ayudaría en otros trastornos neurodegenerativos relacionados con la inflamación del cerebro.

Ya se conocía el papel que juega la proteína en reacciones inflamatorias del cerebro. Podemos encontrar una versión alterada de la Gal-3 en versiones animales de enfermedades neurodegenerativas, así como en pacientes de Alzheimer. En estos casos, la proteína produce una amplificación de la inflamación.

No obstante, era desconocido el efecto que produce en estructuras cerebrales relacionadas con la memoria. Este sería el caso del hipocampo, que se va deteriorando progresivamente conforme avanza la enfermedad del Alzheimer en el paciente.

Gracias al trabajo que han realizado con ratones como sujetos, los investigadores del estudio han visto como la Gal-3 deteriora la comunicación entre las neuronas y su capacidad de producir oscilaciones gamma. Eso sí, inhibiendo la proteína, no se produce este deterioro neuronal.

Y los progresos en la lucha contra el Alzheimer continúan ya que algo en lo que hace hincapié en el estudio es en la importancia de centrar estrategias terapéuticas en hacer uso de la Gal-3 para recuperar la funcionalidad de circuitos neuronales que se hayan visto afectados por la inflamación.

Los investigadores del estudio han señalado como estas estrategias podrían aplicarse en otros desórdenes neurodegenerativos. Eso sí, siempre y cuando el deterioro cognitivo observado esté relacionado con la inflamación del cerebro y deficiencias en los circuitos neuronales claves.