¿Qué pasaría si les dijera que una pelota de tenis puede vivir 400 años en un vertedero antes de degradarse?

Esto suena increíble, pero es un hecho alarmante. Sin embargo, una diseñadora belga, Mathilde Wittock, ha encontrado la manera de darles una segunda vida y transformar estos objetos en muebles de lujo: ¡Salvando al Planeta!

Cada año, 300 millones de pelotas de tenis se desechan, lo que representa un reto ambiental enorme debido a su composición. Wittock, consciente de este problema, decidió actuar. “No solo quiero reducir residuos, quiero transformar basura en algo bello y útil,” comentó. ¡Y lo ha logrado!

El proceso que utiliza Wittock es tan creativo como sostenible. Primero, recolecta pelotas de tenis desechadas de diversas fuentes, retira el gas interno que les da su rebote y luego las ensambla meticulosamente. El resultado: sofás, taburetes, bancos y paneles acústicos que combinan funcionalidad y estética de manera impecable.

Sus piezas son mucho más que muebles; son una declaración visual sobre la sostenibilidad. Cada metro cuadrado de sus paneles acústicos, por ejemplo, incorpora 283 pelotas de tenis, lo que equivale a evitar la emisión de 8.5 kg de CO2.

Este enfoque ha llamado la atención de varias federaciones de tenis que ahora colaboran con Wittock al donar sus pelotas usadas. “Es inspirador ver cómo el arte y el deporte pueden unirse para abordar un problema común,” señala una de las federaciones que ha apoyado su iniciativa. Wittock ha demostrado que el diseño sostenible no tiene que ser aburrido o sacrificar la elegancia; sus creaciones son robustas, estéticamente atractivas y, sobre todo, amigables con el planeta.

Pero este no es un esfuerzo aislado. Iniciativas como la de HearO speakers, que recicla pelotas de tenis de Wimbledon para fabricar altavoces Bluetooth, muestran cómo la tecnología y la creatividad pueden abrir nuevas posibilidades para reducir residuos.

Mathilde Wittock no solo fabrica muebles, sino que también invita a repensar nuestros hábitos de consumo. “El reciclaje creativo es una herramienta poderosa para enfrentar los desafíos ambientales,” afirma la diseñadora.

En tiempos donde el cambio climático es uno de los retos más urgentes, iniciativas como las de Wittock nos recuerdan que hay esperanza. Con creatividad e innovación, es posible transformar lo ordinario en extraordinario y, al mismo tiempo, ayudar al planeta.

¿Sabías que los árboles no solo nos regalan oxígeno y sombra?

Un equipo internacional de científicos ha descubierto algo asombroso: la corteza de los árboles también absorbe metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2. Este hallazgo podría ser una gran noticia en la lucha contra el cambio climático.

El metano es responsable de aproximadamente el 30% del calentamiento global desde la era preindustrial. Aunque no escuchamos tanto sobre él como del CO2, su impacto es devastador. “El metano es 28 veces más eficaz para atrapar el calor en la atmósfera que el dióxido de carbono”, explica Vincent Gauci, investigador de la Universidad de Birmingham. Sin embargo, este gas tiene una vida útil más corta en la atmósfera, lo que significa que, si logramos reducir sus niveles, podríamos ver resultados positivos en poco tiempo.

Hasta ahora, pensábamos que el suelo era el principal lugar donde se eliminaba el metano. Pero este estudio revela que los microbios que viven en la corteza de los árboles pueden absorber el gas a una escala comparable o incluso mayor. Y lo mejor de todo, es que este proceso ocurre en todo tipo de bosques, desde los tropicales hasta los boreales.

Los investigadores midieron cómo los árboles en la Amazonia, Panamá, Suecia y el Reino Unido interactúan con el metano. Descubrieron que, especialmente en los bosques tropicales, los árboles tienen un gran potencial para absorber este gas, lo que añade un 10% adicional al beneficio climático que ya proporcionan.

Este descubrimiento abre nuevas puertas para combatir el cambio climático. Podríamos seleccionar especies de árboles que sean especialmente buenas para absorber metano o incluso modificar las comunidades microbianas en su corteza para maximizar este efecto. “Los árboles nos ofrecen una herramienta natural para mitigar el cambio climático que antes no habíamos considerado”, añade Gauci.

Además, este hallazgo refuerza la importancia de preservar nuestros bosques y evitar la deforestación. Proteger los árboles no solo significa cuidar el paisaje, sino también proteger nuestro planeta de los efectos del calentamiento global.

Así que la próxima vez que pases por un bosque, recuerda: esos árboles están trabajando incansablemente para mantener nuestro mundo un poco más fresco. ¡Los superpoderes de la naturaleza nunca dejan de sorprendernos!

La industria musical ha dado un paso significativo hacia la sostenibilidad gracias a Coldplay, la primera banda en publicar un reporte de sustentabilidad detallando el impacto ambiental de su gira mundial “Music Of The Spheres” (MOTS). Este informe marca un hito en la integración de prácticas ecoamigables en el ámbito de los conciertos, subrayando el compromiso del grupo británico con el medioambiente y las comunidades locales.

La conciencia ambiental de Coldplay se hizo pública en 2019, cuando Chris Martin, el carismático vocalista de la banda, anunció que suspenderían sus giras hasta encontrar una manera de hacerlas más sostenibles. Esta pausa, que coincidió con los años de pandemia, permitió a la banda reevaluar y reinventar la forma en que llevaban su música al mundo, culminando en el lanzamiento de la gira MOTS en 2021.

La estrategia de Coldplay se basa en tres principios fundamentales:

Reducción del CO2 en un 50%: La banda ha implementado medidas exhaustivas para minimizar las emisiones de dióxido de carbono, logrando una reducción del 47% en comparación con su gira anterior de 2016-2017. Esto se ha conseguido mediante el reciclaje y la identificación de las principales fuentes de emisiones, buscando constantemente formas de mitigarlas.

Innovación Tecnológica y Turismo Sostenible: Coldplay ha adoptado tecnologías ecológicas innovadoras para hacer sus conciertos más sostenibles. Desde la organización logística de la gira hasta el transporte de sus fans, la banda ha trabajado en desarrollar métodos de turismo con bajo impacto en carbono.

Restauración Ambiental: A través de la financiación de proyectos basados en la naturaleza y la tecnología, Coldplay ha contribuido a la restauración del planeta. Entre las iniciativas destacadas se encuentra la plantación de 5 millones de árboles, monitoreados por One Tree Planted, y la instalación de un interceptor de ríos con energía solar en el río Klang, Malasia, en colaboración con The Ocean Cleanup.

El reporte de sustentabilidad de Coldplay, validado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), revela logros impresionantes. Además de la significativa reducción de CO2, la banda eliminó 158 toneladas de desechos, incluyendo 13 toneladas de plástico que potencialmente habrían contaminado los océanos. En sus conciertos, generaron energía sostenible mediante instalaciones solares, pistas de baile cinéticas y bicicletas eléctricas que convertían el movimiento en electricidad.

Coldplay también ha demostrado un fuerte compromiso social. Durante la gira, donaron 770 kg de comida y 73 kg de artículos de catering a personas sin hogar, reflejando su enfoque holístico hacia la sostenibilidad.

La experiencia inmersiva de Coldplay no solo ha sido ambientalmente consciente, sino también innovadora y participativa. En los conciertos, los fans usaron pulseras Xylobands hechas de materiales 100% compostables que se iluminaban al ritmo de la música. En Chile, el 86% de estas pulseras fueron devueltas para su compostaje, mientras que en Argentina, el 94% de los asistentes hicieron lo mismo, mostrando un alto nivel de compromiso de los fans con la iniciativa de la banda.

El reporte de Coldplay no solo destaca los logros de la banda, sino que también establece un nuevo estándar para la industria musical. Su enfoque innovador y sus logros significativos sirven como inspiración para otros artistas y promotores de eventos en todo el mundo.

“Queremos que nuestros conciertos sean beneficiosos para el planeta. Este es solo el comienzo y estamos comprometidos a mejorar continuamente” agregó Chris Martin. Coldplay ha demostrado que es posible combinar entretenimiento y sostenibilidad, marcando el camino hacia un futuro más verde en la música en vivo.

En un evento de alto perfil en Pekín, el gigante tecnológico chino, Xiaomi, ha dado un paso audaz al presentar su primer vehículo eléctrico, el SU7, con la ambición de competir en la industria automovilística frente a gigantes como Tesla y Porsche. La presentación, encabezada por el CEO y cofundador de Xiaomi, Lei Jun, reveló no solo un automóvil, sino una apuesta empresarial de 10 mil millones de dólares que promete alterar el panorama del transporte de la misma manera que lo hizo con los teléfonos inteligentes hace una década.

El SU7, apodado “Speed Ultra”, no es solo un automóvil, es una declaración de intenciones. Equipado con tecnologías avanzadas de motorización, conducción autónoma y gestión de batería, Xiaomi busca deslumbrar a una audiencia ávida de innovación. La batería de 101 kWh proporciona una autonomía impresionante de hasta 800 km, mientras que su asombrosa aceleración de 0 a 100 km/h en 2.78 segundos lo coloca en la liga de los vehículos de alto rendimiento.

Lei Jun, en su presentación, describió el SU7 como un “auto de ensueño” que rivalizará con marcas icónicas. La apuesta de Xiaomi en el mundo de los vehículos eléctricos no solo busca crear un producto competitivo, sino también desafiar las percepciones y demostrar que pueden competir a nivel mundial cuidando al planeta.

Sin embargo, el camino hacia la cima no estará exento de desafíos. Xiaomi se enfrenta a un entorno regulatorio cambiante en China, el mayor mercado automovilístico del mundo. Las restricciones en los permisos de fabricación y la necesidad de asociarse con Beijing Automotive Group reflejan las complejidades del sector. A pesar de la competencia feroz y las limitaciones regulatorias, Lei Jun ha expresado su determinación de convertir a Xiaomi en uno de los cinco principales fabricantes de automóviles en 15 a 20 años.

El presidente de Xiaomi, al describir el SU7 como una “bestia de rendimiento”, ha insistido en que no recurrirán a menospreciar a la competencia para ganar terreno. En cambio, Xiaomi se dirige a un público específico: aquellos que valoran la tecnología, el rendimiento y el estilo.

El impacto ambiental también está en el centro de la estrategia de Xiaomi. Con el SU7, la empresa apunta a cero emisiones de CO2 durante la conducción, contribuyendo así a la mejora de la calidad del aire. Además, la reducción de la contaminación acústica, el menor mantenimiento y la mayor eficiencia energética son beneficios adicionales que hacen que los vehículos eléctricos como el SU7 se destaquen como una opción sostenible.

La inversión de Xiaomi en vehículos eléctricos refleja la creciente conciencia sobre la importancia de abrazar tecnologías más limpias y eficientes. En un mundo donde la movilidad sostenible es clave para preservar nuestro medio ambiente, el SU7 de Xiaomi llega como una propuesta emocionante, no solo como un medio de transporte, sino como un símbolo de innovación y cambio en la industria automotriz.

Las jóvenes científicas Jeanny Yao y Miranda Wang desarrollaron una bacteria capaz de transformar el plástico en CO2 y agua. Su objetivo inicial es limpiar las playas y océanos y también producir materia prima para prendas de vestir.

“Hoy en día, es prácticamente imposible dejar de utilizar plástico. Creemos que todo debería ser biodegradable”, afirmó Wang.

De acuerdo con estudios recientes, la previsión para 2050 la cantidad de plástico en los océanos superará a la de peces. La Buena Noticia es que hay personas preocupadas por la contaminación marina, como las estudiantes Yao y Wang, que han desarrollado una bacteria capaz de convertir el plástico en CO2 y agua como lo mencionamos anteriormente, pero ¿cómo sucedió?

Las estudiantes prodigio de Canadá de tan sólo 20 y 21 años, comenzaron su investigación en la escuela y ahora cuentan con dos patentes, una empresa y aproximadamente 400.000 dólares de inversión;  el financiamiento necesario para llevar adelante este proyecto, que vienen desarrollando desde la escuela.

Reconocidas con cinco premios, se convirtieron en las más jóvenes en recibir el Perlman Science Award en el Wharton Business Plan 2016 que constó en una suma de dinero de 30 mil dólares, gracias a su innovador prototipo utilizado tanto en la limpieza de playas como en la producción de materias primas para tejidos, ofreciendo una solución al creciente desafío del uso del plástico.

Su objetivo es equipar estaciones móviles de limpieza con esta tecnología, por ejemplo, buques flotantes para limpiar los mares con 150,000 litros de biodigestores a bordo. La tripulación podrá cargar los tanques con poliestireno y esperar que los residuos se degraden. Wang y Yao han formado la empresa BioCellection, con la cual quieren mejorar la eficiencia del sistema para eliminar nueve gramos de plástico por litro de bacteria. De este modo se pueden limpiar 150,000 litros con bacterias por unos $20,000.

Wang y Yao no tienen mucho tiempo para dormir, pero BioCellection parece una buena excusa para perder horas de sueño, “Necesitamos urgentemente maneras de descomponer todo el plástico que hay en nuestras aguas y hasta el momento, ésta parece la mejor fórmula posible”, enfatizaron con emoción.

Con este invento para disminuir la contaminación en los océanos, la transformación se produce en dos etapas en tan solo 24 horas. En una primera instancia, el plástico es disuelto y las enzimas lo catalizan, permitiendo que se convierte en fragmentos maleables. Luego, se colocan en una estación biodigestora, donde se finaliza el proceso.

La bacteria puede transformar los ftalatos, que son una toxina peligrosa usada en los plásticos, en productos finales como dióxido de carbono o agua; sin duda se trata de una novedosa tecnología para romper el material plástico y así volverlo biodegradable y un gran avance para luchar contra un material, el plástico, que (casi) nunca muere.