En la prisión de Pendleton, en Indiana, sucede algo inesperado: los internos con mejor comportamiento tienen la oportunidad de convivir con gatos rescatados. Sí, gatos. Pero no es solo por gusto, sino un programa de rehabilitación con un impacto profundo tanto en los prisioneros como en los propios felinos.

Se llama FORWARD y, desde 2015, ha logrado cambiar muchas vidas. La idea es simple pero poderosa: los internos seleccionados cuidan, alimentan y conviven con gatos que han sufrido maltrato y que no fueron adoptados debido a su dificultad para socializar. Poco a poco, tanto los reclusos como los gatos aprenden a confiar de nuevo, formando un vínculo que beneficia a ambos.

Los requisitos para participar en el programa no son fáciles. Los presos deben demostrar buena conducta, estabilidad emocional higiene personal. Si cumplen con estos criterios, pueden recibir a uno de los felinos rescatados y convertirse en sus cuidadores. Pero no se trata solo de darles comida y agua: reciben capacitación especial para entender sus necesidades, crearles juguetes y hasta hacerles pequeñas prendas de ropa.

El programa ya cuenta con más de 140 gatos, cada uno con su propia historia de superación. Al principio, muchos de ellos llegaban con miedo, agresividad o problemas de confianza. Pero el tiempo y el cuidado de sus nuevos dueños han transformado su comportamiento. Y lo mismo ha pasado con los internos, quienes encuentran en sus pequeños compañeros una razón para ser mejores.

Los responsables del programa aseguran que la presencia de los gatos ha reducido el estrés y la ansiedad dentro de la prisión. Además, tener un gato se ha convertido en un incentivo para que los internos mantengan una conducta ejemplar, ya que no todos pueden acceder a este beneficio.

Esta iniciativa demuestra que la rehabilitación puede tomar formas inesperadas. A veces, la compañía de un pequeño amigo de cuatro patas es todo lo que se necesita para cambiar una vida.

En un emotivo evento, Lionel Messi, Luis Suárez y otras estrellas del Inter Miami dejaron huella en los corazones de 23 niños que viven con enfermedades graves.

En colaboración con la organización benéfica Make a Wish, estos pequeños fanáticos vieron cumplido su sueño más grande: convivir con sus ídolos y presenciar una práctica del equipo. Durante cuatro días, la magia del fútbol fue mucho más que un simple deporte; fue una fuente de inspiración, esperanza y alegría para todos.

El pasado martes 24 de septiembre del 2024, los niños, provenientes de Estados Unidos, Canadá e Israel, fueron recibidos en el Chase Stadium con una calurosa bienvenida y obsequios especiales. Cada uno de ellos recibió una camiseta firmada por el equipo, personalizada con su nombre, lo que encendió sonrisas sinceras en los rostros de los pequeños. Para muchos de ellos, este tipo de experiencias representan un respiro en medio de las dificultades que enfrentan día a día.

“El fútbol es más que un juego”, expresó Jorge Mas, propietario del Inter Miami CF. “Este evento nos recuerda que cuando perseguimos nuestros sueños, podemos inspirar a otros a cumplir los suyos. Aliarnos con Make a Wish para apoyar a estos extraordinarios niños es una de las maneras en que podemos devolver un poco de la alegría que el deporte nos da”.

El momento más especial del día llegó cuando los niños pudieron ver a sus héroes en acción durante una práctica privada del equipo. Messi, siempre sonriente, no dudó en estrechar la mano de los pequeños, mientras Luis Suárez y Jordi Alba se unieron para hacer de la jornada algo inolvidable. Después del entrenamiento, los niños tuvieron una oportunidad única de tomarse una foto grupal con las estrellas, una imagen que capturó no solo la alegría del momento, sino también el espíritu de solidaridad que envuelve al fútbol.

Este evento, en colaboración con el socio principal del club, Royal Caribbean, destacó el poder del fútbol para trascender el campo de juego. “Libertad para Soñar”, el lema de Inter Miami, cobró vida en cada interacción, en cada sonrisa y en cada sueño hecho realidad.

Este tipo de experiencias no solo dejan una huella en los niños, sino también en los jugadores. La emoción de los pequeños se convirtió en un recordatorio del impacto positivo que figuras como Messi pueden tener fuera de la cancha. Al final, este día no se trató solo de goles o victorias, sino de algo mucho más profundo: el poder de un sueño cumplido.