La ciencia está llevando la curación de heridas a un nuevo nivel. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y la Universidad de Columbia han desarrollado un vendaje eléctrico que podría cambiar el tratamiento de heridas crónicas como las úlceras diabéticas. Este vendaje especial, conocido como WPED, utiliza una pequeña batería activada con solo una gota de agua, lo que genera un campo eléctrico que ayuda a cicatrizar más rápido.

Lo sorprendente de este vendaje es que acelera la curación en un 30% en comparación con los tratamientos convencionales. Además, no contiene componentes electrónicos complejos; en su lugar, cuenta con electrodos que se adaptan a la herida y crean una especie de “campo de sanación” cuando el agua activa la batería. Esto es particularmente útil en heridas complicadas y profundas que normalmente tardan mucho en sanar y requieren un tratamiento costoso. Según el equipo, esta tecnología es una opción accesible y permite que los pacientes puedan usarla en casa, evitando los altos costos de visitas constantes al hospital.

“Queríamos una tecnología económica que las personas puedan usar en casa para sanar más rápido y sin complicaciones”, explicó un profesor del equipo de desarrollo. Esta facilidad de uso es clave para que el vendaje sea efectivo y, al mismo tiempo, cómodo para los pacientes, quienes podrán llevar una vida más activa mientras sanan.

Las pruebas realizadas en ratones con diabetes mostraron que este vendaje no solo acelera la cicatrización, sino que también promueve el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y reduce la inflamación, lo que mejora aún más la recuperación. El siguiente paso del equipo será continuar las pruebas para estabilizar y alargar el efecto del campo eléctrico, apuntando hacia ensayos clínicos y, eventualmente, la comercialización de este vendaje revolucionario.

Este avance marca una diferencia significativa en el tratamiento de heridas difíciles, un cambio hacia opciones de salud más accesibles y efectivas que mejoren la calidad de vida de los pacientes.

Ya son tres los pacientes en el mundo que han vencido al virus del VIH. El tercer paciente cuyo nombre no se ha difundido, se encuentra en Düsseldorf y sólo se conoce que es un hombre de 53 años que lleva cuatro años sin tratamiento antirretroviral y libre del virus.

Dicho paciente tras sufrir una leucemia, se sometió a un trasplante de médula ósea —donde se encuentran las células madre— de un donante con una mutación que impide al virus penetrar en las células, y ahora lleva ya cuatro años sin tratamiento antirretroviral ni rastro del virus. 

Tras el éxito de la remisión del VIH tras un trasplante de células madre, en el paciente de Berlín, Thimothy Ray Brown, y el paciente de Londres, Adam Castillejo, la revista Nature Medicine, platicó con el investigador de IrsiCaixa y colíder del consorcio internacional IciStem, Javier Martínez-Picado, para publicar el hallazgo donde se muestra cauteloso pero contundente: “Ya no es una anécdota. Son tres. En medicina no hay nada categórico y las sorpresas siempre pueden ocurrir, pero aquí podemos hablar de un caso de curación”.

Hoy por hoy, la infección por VIH es incurable, no obstante, la buena noticia es que se puede controlar y mantener a raya con tratamientos antirretrovirales, pero si se suspende la medicación, el virus vuelve a replicarse en el organismo. Excepto casos muy excepcionales, siempre retorna. 

De acuerdo con Martínez-Picado, el VIH tiene “tres maldiciones”: “1. Destruye el sistema inmune, 2. Se integra en nuestras células y 3. Muta muy rápido”.

Por eso, lograr la curación de determinados pacientes supone un gran hito científico en la lucha contra el VIH y abre una ventana de oportunidad hacia nuevas estrategias de investigación para fulminar el virus. 

Para Martínez-Picado el artículo de revista Nature Medicine tiene tres Buenas Noticias: “ha curado a una persona, permite mantener la confianza y la ilusión en que podemos curar a pacientes con VIH y permite fijar las bases para hacer esto escalable”, es la reflexión de Martínez-Picado, que coordina el consorcio IciStem desde IrsiCaixa junto al University Medical Center de Utrecht (Países Bajos).

De los seis pacientes estudiados, cinco han eliminado el virus de su organismo. Uno de ellos, incluso, ya no tiene restos de anticuerpo contra el virus, lo que indica que no hay ni rastro de VIH. 

El sexto paciente sí que dio positivo. Este, señalan los investigadores, recibió un trasplante de sangre de cordón umbilical, a diferencia del resto, que fue de médula ósea. Esto hace que tarde mucho más tiempo en reemplazar todas sus células por las células del donante.

El estudio todavía está en sus primeras fases. Para comprobar su éxito total, los investigadores habrán de comprobar que los resultados se mantienen retirando la medicación una vez eliminada la presencia del virus.