Hay descubrimientos científicos que parecen salidos de una peli de ciencia ficción, pero que son muy reales. Este es uno de ellos. Y aunque comienza en ratones, termina con una posibilidad para nosotros, los seres humanos.

Imagina esto: tomas un poco de sol, tu cuerpo produce vitamina D, y de alguna manera eso ayuda a que una bacteria buena crezca en tu intestino. Esa bacteria, sin que tú lo notes, podría ayudar a tu sistema inmunológico a defenderte mejor del cáncer. No es magia, es ciencia… y acaba de pasar.

Un grupo de investigadores de Reino Unido, Estados Unidos y Dinamarca acaba de descubrir que una dieta rica en vitamina D ayuda a los ratones a resistir mejor los tumores. ¿Cómo? La vitamina no ataca al cáncer directamente, sino que cambia el ambiente del intestino para que aparezca más Bacteroides fragilis—una bacteria que, al parecer, activa las defensas del cuerpo contra el cáncer.

Y sí, aunque esto se probó en ratones, también se revisaron datos de más de 1.5 millones de personas en Dinamarca. ¿El patrón? Quienes tenían menos vitamina D presentaban un mayor riesgo de cáncer, y quienes tenían niveles más altos respondían mejor a ciertos tratamientos.

¿Significa esto que debes correr a la farmacia por suplementos o quedarte bajo el sol como lagartija? No. Pero sí abre una conversación súper interesante sobre cómo el cuerpo, el sol, la alimentación y esas bacterias que viven dentro de ti están más conectados de lo que creíamos.

Este estudio no da respuestas absolutas, pero sí una pista poderosa: mantener niveles adecuados de vitamina D podría ser más importante de lo que pensábamos. Y si a eso le sumamos una alimentación que cuide tu microbiota intestinal… tal vez estemos más cerca de encontrar aliados invisibles en nuestra lucha contra enfermedades grandes.

¿Quién iba a pensar que el intestino y el sol podrían formar equipo en algo tan grande?

¡Fascinante!… cada día, la ciencia nos sorprende más. 

En un rincón de Europa, la conciencia ambiental se ha convertido en un negocio que beneficia tanto al planeta como a los ciudadanos. En Alemania, la iniciativa de pagar 0.25 euros por cada botella de plástico reciclada ha revolucionado la forma en que se aborda el consumo de envases desechables. Este sistema, conocido como “Pfand“, no sólo ha transformado las calles alemanas, sino que también ha inspirado medidas similares en otros países europeos.

Desde hace cuatro décadas, España vivió el fenómeno de devolver las botellas de vidrio a la tienda, generando descuentos en las nuevas compras. Aunque esta práctica desapareció con la llegada de las botellas de plástico y los contenedores de reciclaje, los alemanes han demostrado que el retorno a sistemas de depósito puede ser la clave para combatir la contaminación y fomentar el reciclaje.

El sistema de depósito alemán, implementado en 2003, no sólo ha hecho desaparecer las botellas vacías de las calles, sino que ha alcanzado una asombrosa tasa de retorno del 98.5%. Este éxito se atribuye a la combinación de un pequeño sobreprecio al comprar una botella, reembolsado al devolverla a las máquinas de reciclaje, que emiten vales canjeables por dinero en efectivo o para la compra de otros productos.

La medida inicialmente aplicada a botellas de plástico grueso y latas se expandió en 2022 para incluir todas las botellas, incluso las de plástico ligero. Este sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) ha demostrado ser una versión moderna y efectiva de las antiguas prácticas de devolución.

Más allá de Alemania, países como Austria, Suecia, Dinamarca, Finlandia y los Países Bajos han adoptado sistemas similares. En Roma, la recompensa por reciclar se traduce en descuentos en billetes de metro, mientras que en Argentina se mantiene un sistema de descuento en el precio de la bebida al devolver la botella vacía. En México también hay algunos descuentos y sistema de puntos por la cantidad de botellas de plásticos que regreses en los almacenajes.

El desafío radica en encontrar un equilibrio que no sólo beneficie al medio ambiente, sino que también sea viable económicamente. A pesar de los éxitos, Alemania ha enfrentado críticas por un diseño de incentivos que favorece las botellas de un sólo uso sobre las reutilizables. Empresas embotelladoras han obtenido beneficios significativos al no tener que devolver depósitos por contenedores no reciclados. Para abordar este problema, se está trabajando en nuevas regulaciones que fomenten la utilización de envases reutilizables.

Mientras algunos países luchan con la conciencia del reciclaje, Alemania ha demostrado que la combinación de incentivos económicos y prácticas sostenibles puede cambiar la narrativa. La pregunta que resuena es si otros países seguirán el ejemplo, reconociendo que reciclar no sólo es responsabilidad individual, sino también una oportunidad para contribuir al bienestar del planeta y, en el caso alemán, recibir una recompensa justa por cada botella reciclada.