La ciencia está llevando la curación de heridas a un nuevo nivel. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y la Universidad de Columbia han desarrollado un vendaje eléctrico que podría cambiar el tratamiento de heridas crónicas como las úlceras diabéticas. Este vendaje especial, conocido como WPED, utiliza una pequeña batería activada con solo una gota de agua, lo que genera un campo eléctrico que ayuda a cicatrizar más rápido.

Lo sorprendente de este vendaje es que acelera la curación en un 30% en comparación con los tratamientos convencionales. Además, no contiene componentes electrónicos complejos; en su lugar, cuenta con electrodos que se adaptan a la herida y crean una especie de “campo de sanación” cuando el agua activa la batería. Esto es particularmente útil en heridas complicadas y profundas que normalmente tardan mucho en sanar y requieren un tratamiento costoso. Según el equipo, esta tecnología es una opción accesible y permite que los pacientes puedan usarla en casa, evitando los altos costos de visitas constantes al hospital.

“Queríamos una tecnología económica que las personas puedan usar en casa para sanar más rápido y sin complicaciones”, explicó un profesor del equipo de desarrollo. Esta facilidad de uso es clave para que el vendaje sea efectivo y, al mismo tiempo, cómodo para los pacientes, quienes podrán llevar una vida más activa mientras sanan.

Las pruebas realizadas en ratones con diabetes mostraron que este vendaje no solo acelera la cicatrización, sino que también promueve el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y reduce la inflamación, lo que mejora aún más la recuperación. El siguiente paso del equipo será continuar las pruebas para estabilizar y alargar el efecto del campo eléctrico, apuntando hacia ensayos clínicos y, eventualmente, la comercialización de este vendaje revolucionario.

Este avance marca una diferencia significativa en el tratamiento de heridas difíciles, un cambio hacia opciones de salud más accesibles y efectivas que mejoren la calidad de vida de los pacientes.

El Parkinson es una enfermedad muy asimétrica, por lo que generalmente afecta sólo a un lado del cuerpo y con esta técnica (neuroprótesis) se podrá estimular de manera selectiva la región más afectada, asegura el neuroingeniero español Eduardo Martín Moraud, responsable del proyecto.

La neuroprótesis está compuesta por electrodos que se instalan encima de la médula espinal y se conectan de forma directa con un neuroestimulador implantado en la zona subcutánea del abdomen, que es a su vez controlado desde el exterior mediante un mando a distancia.

La gran esperanza se dio en los laboratorios de los neurocientíficos del Hospital Universitario de Lausana, en Suiza, quienes crearon exitosamente la neuroprótesis que permite que los enfermos de párkinson en fase avanzada puedan volver a caminar de forma normal, una habilidad que pierden en nueve de cada diez casos, y además presentaron al primer paciente del mundo tratado con esta tecnología.

Marc, un paciente francés de 62 años, recibió la nueva neuroprótesis y tras varios meses de rehabilitación, ha podido superar por completo los problemas que tenía para caminar, ya que no respondían a ninguno de los tratamientos que había recibido, reveló para EFE en una parte de la presentación a la prensa del avance científico. Ahora, Marc camina sin ninguna ayuda alrededor de seis kilómetros, sin dolores, ni cansancio.

Antes de probar con humanos se realizaron ensayos con primates a fin de determinar los parámetros que debía tener la neuroprótesis, como la potencia requerida, la zona que se debía estimular en cada caso y el mejor método para hacerlo.

A diferencia de la paraplejia, el Parkinson no impide que el cerebro mande la instrucción del movimiento a las piernas a través de la médula espinal, sino que “altera o debilita” la transmisión de este mensaje.

Ante el caso exitoso de Marc, el equipo de NeuroRestore planea realizar a continuación un ensayo de entre 80 y 100 participantes para demostrar la seguridad y eficacia de la neuroprótesis, y así solicitar la aprobación de las autoridades sanitarias para su uso. 

Los siguientes ensayos clínicos con seis pacientes serán financiados con aportes de la Fundación Michael Fox, creada por el actor Michael Fox, una de las personalidades con Parkinson más conocidas en el mundo por su rol en la trilogía “Regreso al Futuro” y que financia investigaciones para encontrar una cura a esta enfermedad degenerativa.

También se planea formar profesionales en este campo y de distintos ámbitos de la salud y la tecnología para que puedan trabajar de forma conjunta en el avance y la aplicación futura de esta nueva neuroprótesis.