¡Imagina una central de energía tan grande que se puede ver desde el espacio y que cubrirá una superficie cinco veces el tamaño de París! Eso es exactamente lo que se está construyendo en Gujarat, India. En medio de un vasto desierto de sal, Sagar Adani, director ejecutivo de Adani Green Energy Limited (AGEL), lidera el proyecto que promete cambiar el juego energético del país.

Con una inversión colosal de 20,000 millones de dólares, este parque solar y eólico no solo será el más grande del mundo, sino que generará 30 gigavatios de energía limpia, suficiente para abastecer a 16 millones de hogares. “Ya ni siquiera hago cuentas”, comentó Adani sobre la magnitud del proyecto, que transformará un terreno árido y sin vida en una de las mayores fuentes de energía renovable del planeta.

El proyecto no solo es impresionante por su tamaño, sino también por su impacto. Con India como uno de los mayores consumidores de energía del mundo, el éxito de esta planta es crucial para reducir la dependencia del carbón, que todavía representa el 70% de la electricidad del país. “Si India hace lo que hizo China, Europa o Estados Unidos, nos espera un futuro climático muy, muy sombrío”, advirtió Adani. Su mensaje es claro: la transición a las energías renovables no es opcional, es una necesidad.

La apuesta de Adani por las energías limpias no se detiene aquí. El Grupo Adani planea invertir 100,000 millones de dólares en la transición energética durante la próxima década, destinando el 70% de esa cifra a energías renovables. “A la India no le queda más remedio que empezar a hacer cosas a un tamaño y una escala nunca antes imaginados”, enfatizó.

Sin embargo, este compromiso con el medio ambiente ha sido criticado por algunos, que señalan que el Grupo Adani sigue invirtiendo en combustibles fósiles, como la controvertida mina de carbón en Carmichael, Australia. A pesar de estas críticas, Adani defiende su posición: “No se puede privar a millones de personas de sus necesidades básicas de energía. En la práctica, depender completamente de energías sostenibles no es una opción por el momento”.

En un mundo donde la demanda de energía crece sin parar, proyectos como el de Khavda son una chispa de esperanza. Un recordatorio de que, incluso en medio de desafíos gigantescos, es posible avanzar hacia un futuro más verde. Y Adani está decidido a ser parte de ese cambio.

La batalla contra la acumulación de desechos orgánicos y la promoción de prácticas sostenibles ha alcanzado un nuevo hito en Francia con la implementación del compostaje obligatorio en hogares y empresas a partir del pasado 1 de enero de 2024. Esta medida, respaldada por el gobierno francés, busca transformar cáscaras de huevo, posos de café, desechos de frutas y verduras, entre otros, en valiosos recursos como abono y fertilizantes.

Con aproximadamente un tercio de los residuos domésticos compuestos por desechos orgánicos, la iniciativa apunta a aliviar la carga de los vertederos y reducir la emisión de gases de efecto invernadero, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático. Según estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Transición Ecológica, alrededor del 40 por ciento de la población, equivalente a 27 millones de franceses, tendrá acceso a la clasificación de residuos orgánicos en 2024 mediante métodos como la recolección puerta a puerta o puntos de entrega voluntaria.

El compromiso del gobierno no se detiene aquí. Se respalda financieramente la transición hacia el compostaje con una inversión de 100 millones de euros de la Agencia de Medio Ambiente y Gestión de la Energía de Francia (Ademe), además de apoyarla con el Fondo Verde. Esta medida no solo busca gestionar de manera más efectiva los desechos, sino también fomentar la transición hacia energías renovables.

Una de las metas clave es alcanzar un 30 por ciento de materia orgánica presente en los residuos domésticos, convirtiendo lo que antes era desperdicio en valiosos recursos para la agricultura y la producción de energía. Además, el gobierno planea utilizar el compostaje para la metanización, aprovechando el metano generado por los desechos orgánicos para producir electricidad o calor, en línea con la ley de transición energética que busca aumentar el uso de fuentes renovables.

Si bien la separación de biorresiduos se ha implementado a nivel municipal en varios países europeos, incluyendo a Francia, la iniciativa francesa establece un precedente importante al hacer obligatorio el compostaje en hogares y empresas. Esta medida no solo aborda la preocupación ambiental relacionada con la gestión de residuos, sino que también contribuye a combatir el desperdicio de alimentos, un problema que representa aproximadamente el 16 por ciento de las emisiones totales del sistema alimentario de la UE, según la Comisión Europea.

Francia se une así a una tendencia creciente en Europa hacia prácticas más sostenibles en la gestión de residuos. Ciudades como Milán en Italia han liderado programas residenciales similares con éxito, mientras que países como Austria, los Países Bajos y Bélgica han implementado sistemas de compostaje doméstico generalizado.

El Reino Unido también está siguiendo el ejemplo, con planes para implementar la recolección selectiva de desechos de alimentos en 2023. Esta tendencia refleja un cambio hacia una mentalidad más ecológica y sostenible en toda Europa, donde la gestión de residuos se está convirtiendo en una prioridad para los gobiernos y los ciudadanos por igual.

Portugal logró en ser el primer país en lograr una hazaña ecológica notable como el de durar seis días seguidos, 31 de octubre al 6 de noviembre del 2023, dependiendo únicamente de la energía eólica, hidráulica y solar; todo funcionó, desde los cargadores de teléfonos celulares, hasta las grandes fábricas, ninguno falló. Con este precedente, el país ha alcanzado un hito impresionante al funcionar exclusivamente con energías renovables. Por cierto, el récord anterior fue alcanzado en el año 2019, con 131 horas de saldo energético positivo.

La compañía Redes Energéticas Nacionais de Portugal fue la encargada de anunciar en un comunicado vía redes sociales el hecho histórico en la producción de energías renovables. Mientras que entre el 1 y el 5 de noviembre, durante 95 horas consecutivas, la producción de electricidad de energías renovables superó el consumo eléctrico sin tener que recurrir a las centrales de gas natural de ciclo combinado. Por lo que Portugal pudo exportar el excedente de energía a España y superar el anterior récord, establecido en 2018, con 52 horas consecutivas.

Portugal con una población de 10 millones de habitantes, demostró el éxito de una prueba de funcionamiento de la red sin combustibles fósiles el cual se alinea con el compromiso de construir energías renovables y el objetivo de alcanzar cero emisiones netas de carbono en 2050. La transición hacia fuentes de energías renovables está redefiniendo el panorama eléctrico global, y así emerge como un destacado pionero en esta transformación. Asimismo del proceso de descarbonización de la red del país pasa por reducir la dependencia de la generación de gas, con planes para eliminarla por completo en 2040. Este logro se atribuye en gran medida a las constantes lluvias y fuertes vientos que han azotado la costa Atlántica en las últimas semanas.

Sin embargo, para reducir aún más la dependencia del gas natural como respaldo, el país está llevando a cabo iniciativas clave, como la expansión de la energía eólica marina, la modernización de proyectos eólicos terrestres y la ampliación de las instalaciones solares. Además, se están explorando soluciones innovadoras de almacenamiento en baterías para abordar la intermitencia inherente a las energías limpias.

A pesar de estos avances, Portugal se enfrenta a desafíos políticos que podrían ralentizar su transición por lo que mantiene su compromiso de alcanzar la neutralidad de emisiones para el año 2050, superando incluso los objetivos establecidos por la Unión Europea. El cierre de las plantas de carbón y la ambición de eliminar por completo el gas natural para 2040 destacan el enfoque decidido del país hacia un futuro sostenible. 

Portugal se destaca como un ejemplo de cómo un país puede avanzar hacia un sistema eléctrico basado en energías limpias, prescindiendo incluso de la energía nuclear. Su éxito demuestra que la combinación de condiciones climáticas favorables, inversiones en energías renovables y la diversificación de fuentes puede allanar el camino hacia un futuro libre de emisiones y sostenible.

Hasta ahora, sólo seis países han alcanzado la neutralidad de carbono, lo que significa que ya no contribuyen al cambio climático. Pero estos países (Bután, Comoros, Benin, Gabón, Camboya y Guyana) son pequeños, mientras que Portugal tiene una población de 10,33 millones de habitantes.