El célebre chef Germán Martitegui ha dado un paso significativo en su carrera culinaria al abrir un restaurante completamente basado en plantas. Esta decisión no solo marca un cambio en su vida profesional, sino también en su vida personal, ya que ha decidido criar a sus hijos, Lautaro y Lorenzo, bajo una estricta dieta vegetariana. Martitegui, de 57 años, asegura que ni él ni sus hijos “comen animales muertos”.

En una reciente entrevista, Germán compartió que la pandemia fue un momento de reflexión profunda que lo llevó a reconsiderar su alimentación. “Durante el encierro, comencé a analizar la posibilidad de hacerme vegetariano. Justo habían nacido mis hijos. Empecé a pensar, ¿qué les doy de comer? ¿Cuál es la comida del futuro? Todos en ese momento, me parece, tuvimos una visión de decir, ¿qué va a pasar con este planeta?”, relató el chef.

La transición hacia una dieta vegetariana no fue solo una decisión personal, sino una filosofía que quiso transmitir a sus hijos desde muy temprana edad. “A ellos les explico por qué no comemos carne, no comemos animales muertos. No puedo hablar de calentamiento global aún, claramente. Pero ellos ya internalizaron que no podés matar un animal para comer. Entienden con cinco años este concepto y están super alineados”, explicó Martitegui.

La alimentación en su hogar se ha convertido en un laboratorio culinario donde Germán experimenta con diversos ingredientes y preparaciones para sus hijos. “Casa se volvió quizás un laboratorio de experimentos en la cocina. Y yo cuando cocino para ellos trato de hacerlo lo más rico posible. ¡Comen de todo! Les gustan mucho las arepas, cualquier vegetal les encanta. Todo tipo de porotos, negros, blancos, en puré, en hamburguesas. Todo tipo de especias y cítricos. Comen mucha fruta y verdura. Morfan como locos”, detalló con entusiasmo.

Sin embargo, Martitegui reconoce que no es fácil mantener esta filosofía alimentaria en todos los contextos. En particular, menciona las dificultades que enfrentan durante las fiestas de cumpleaños. “Nada puede ser muy extremo porque ellos se mueven en un mundo donde esa comida existe y tienen un compañero que va ir seguramente al colegio con unas galletitas y papas fritas en la mochila. Ellos saben que hace mal. Los primeros cumpleaños fueron muy difíciles. Ahora ya están en otro lugar. Carne no comen. Están en la mesa con los sanguchitos y los ves sacándole el jamón”, comentó.

Germán tuvo a sus hijos Lautaro y Lorenzo hace cinco años mediante subrogación de vientre, y se ha convertido en un padre dedicado y comprometido. “Mi paternidad es como la de cualquiera”, afirmó. “Si venís a las 06:30 de la mañana un día de semana ¡mi casa es un quilombo! Estamos jugando, saltando. Ellos saben que es nuestro momento. También ponemos música, armamos carpas en el living, corremos, un montón de cosas. Nos divertimos mucho. Después desayunamos bien, comemos mucha fruta. Los ayudo a vestirse para ir al colegio”, añadió.

La edad siempre ha sido un factor limitante cuando hablamos de fertilidad. Para nosotras, las mujeres, el tiempo es especialmente crítico: la calidad y cantidad de las células reproductivas, o los óvulos, disminuyen a medida que envejecen. 

Ahora, el paradigma de muchas mujeres está por cambiar. Recientes investigaciones han demostrado a través de los resultados de sus estudios con ratones que “la espermidina”, una molécula que el cuerpo humano produce de manera natural, podría mejorar la calidad de los óvulos de ratones y ralentizar el deterioro de las estructuras que los contienen.

Nature Aging explicó que sí los mismos resultados se confirman en personas, la espermidina podría aumentar las expectativas de tener hijos de mujeres que desean ser madres a una edad en que su fertilidad ha declinado y ellas han fortalezdos sus metas laborales.

Para estudiar por qué se reduce la fertilidad femenina con la edad, los investigadores han comparado los ovarios de hembras de ratón jóvenes y mayores -de 7 y de 54 semanas-. Se descubrió que la cantidad de espermidina inyectada en los ovarios de los ratones se dsiminuyó de manera drástica a medida que las hembras se hacen mayores.

También se mostró que los óvulos maduraban más rápido y tenían menos defectos en comparación con los ratones de control no tratados. Por lo que la espermidina no sólo mejoró la calidad de los óvulos sino que también ralentizó el deterioro de las estructuras que los contienen, llamadas folículos.

A pesar de su nombre, espermidina, que podría sugerir una exclusiva relación con el esperma, la espermidina se encuentra en una amplia variedad de células. Originalmente aislada del esperma, esta molécula ha demostrado tener efectos beneficiosos en la longevidad de levaduras, moscas, gusanos y células inmunológicas humanas.

 Además, una mayor ingesta dietética de espermidina se ha relacionado con una reducción de problemas relacionados con la edad en animales de laboratorio, como enfermedades cardiovasculares en ratones y deterioro cognitivo en moscas de la fruta.

La espermidina no solo tuvo efectos sobre la fertilidad. En el estudio, también mejoró la tasa de éxito en la formación de blastocistos, las bolas de células fertilizadas que se desarrollan en embriones. Esto es significativo porque sugiere un impacto más amplio en la salud reproductiva y posiblemente en otros sistemas celulares.

Lo más sorprendente del estudio es que ofrece un mecanismo potencial para estos efectos rejuvenecedores. La espermidina parece ayudar en la limpieza de las mitocondrias dañadas dentro de las células, un proceso conocido como mitofagia. Este es un punto crucial en el funcionamiento celular, especialmente en células que requieren mucha energía como los óvulos.

Si bien estos resultados son prometedores, aún queda mucho trabajo por hacer. Existen preocupaciones sobre los efectos secundarios y las dosis precisas.

No obtante, a medida que avanza la investigación, se espera que los próximos estudios se centren en la aplicabilidad de la espermidina en la fertilidad humana y en el envejecimiento. No obstante, los descubrimientos ya están siendo considerados como revolucionarios en el ámbito de la medicina reproductiva.