Por años, el Papa Francisco no solo llevó una sotana blanca, sino también una bandera verde, una que ha ondeó desde el mismísimo Vaticano hasta los foros más importantes del planeta: la bandera de un planeta en crisis.

Sí, el mismo que en 2013 rompió moldes al ser el primer Papa latinoamericano, el mismo que eligió llamarse Francisco en honor a San Francisco de Asís —el santo que hablaba con los animales y sentía a la Tierra como hermana—, también fue el primero en poner a la ecología en el centro del altar.

En 2015, con solo dos años como líder de la Iglesia, lanzó Laudato si, la que hoy se conoce como “la encíclica verde”. En ese texto, sin rodeos, soltó una verdad que aún resuena: “La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”.

¿Duro? Sí. ¿Necesario? También.

En una era en la que muchos líderes aún se tropiezan con el cambio climáticoFrancisco no se quedó en discursos decorativos. Desde Nairobi hasta París, desde el Vaticano hasta la COP28 de Dubái (aunque esta última por videoconferencia, debido a su salud), su mensaje fue claro: cuidar el planeta no es una moda, es un deber moral.

“No podemos ignorar esta elección: o mejoramos o destruimos el medio ambiente”, dijo ante la ONU.

Y lo repitió una y otra vez: “Todo daño al ambiente es un daño a la humanidad”.

Francisco no habló de reciclaje o bolsas reutilizables sino algo más profundo: de un sistema que explota la naturaleza como si fuera infinita, de decisiones políticas que anteponen el dinero al bienestar común, y de un mundo que parece haber olvidado que los más pobres son quienes más sufren la devastación ambiental.

En 2023, ocho años después de Laudato si, publicó Laudate Deum, una segunda llamada de emergencia al mundo. En ella advirtió que ya estamos “cerca de un punto de no retorno” y criticó a quienes siguen negando el cambio climático con burlas “irresponsables”.

Hasta en pequeños gestos —como aceptar un papamóvil” eléctrico—, predicó con el ejemplo. Porque para él cada acción contaba.

Puede que no todos compartan su fe, pero si algo ha dejado claro es que Francisco es fue y será un líder que nos enseñó que cuidar la Tierra no es una causa religiosa, es una causa humana. Y como dijo en una ocasión: “La destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios… y una amenaza para todos”.

Quizá, si más líderes pensaran así, el planeta respiraría un poco mejor.

Gracias por tu legado verde.