A la corta edad de seis años, la vida de Lucas Jemeljanova cambió para siempre cuando los médicos le dieron un diagnóstico aterrador: glioma del tronco encefálico, un tipo de cáncer cerebral extremadamente agresivo. Las probabilidades no estaban a su favor, pero, hoy, a sus 13 años, Lucas se ha convertido en un símbolo de esperanza. Gracias a un tratamiento experimental, es el primer niño en el mundo que ha logrado curarse de esta enfermedad mortal.

Los gliomas son tumores que afectan el sistema nervioso central, y cuando se localizan en el tronco cerebral, las posibilidades de supervivencia son extremadamente bajas. Sin embargo, la historia de Lucas es diferente. A los seis años, fue diagnosticado con este tumor, y sus padres, Cedric y Olesja, no se dieron por vencidos. Tras una búsqueda incesante, decidieron llevar a su hijo a Francia, donde fue seleccionado para probar un medicamento experimental.

“Vi el tumor desaparecer”, explicó el doctor Jacques Grill, el médico encargado de su caso. “El tumor de Lucas presentaba una mutación extremadamente rara que creemos lo hizo más sensible al fármaco”, añadió. Lo que inicialmente parecía una batalla perdida, ahora es un hito en la medicina.

Lucas no solo logró sobrevivir, sino que hoy en día, su cerebro no muestra rastros del tumor. Aunque no se sabe con exactitud por qué respondió de manera tan favorable al tratamiento, los científicos creen que las particularidades biológicas de su tumor fueron clave. Otros niños del ensayo lograron vivir más tiempo, pero Lucas fue el único cuyo tumor desapareció por completo.

El caso de Lucas ha abierto una nueva puerta en la investigación del cáncer infantil. Ahora, los científicos intentan reproducir células tumorales en laboratorios para estudiar si este tratamiento podría funcionar en más pacientes. “Esto podría cambiar la vida de muchos niños en el futuro”, afirmó el doctor Grill. El camino aún es largo, pero la historia de Lucas es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay lugar para la esperanza.

!Qué maravillosa es la tecnología! Resulta que ahora antes de que se haga visible el mal de Parkinson existe un reloj inteligente que podría ayudar a los médicos a predecir la enfermedad con anticipación.

¿Cómo? La investigación se hizo con miles de personas que llevaban relojes inteligentes en sus muñecas.

Los pacientes que lo padecerán empiezan a escribir cada vez con letra más pequeña. Aún antes de que ellos mismos lo perciban, mantienen pulsadas las teclas del móvil más tiempo cuando envían un mensaje y varios años antes del diagnóstico, se producen los primeros trastornos en el movimiento. 

Para cuando el médico lo diagnostica, el 60% o más de las neuronas que producen la dopamina han dejado de hacerlo, haciendo tremendamente evidente el temblor, la rigidez muscular, la depresión.

Desde 2006 se puso en marcha un estudio en el que las autoridades sanitarias de Reino Unido siguen la evolución de la salud de medio millón de personas que entonces tenían más de 40 años (UK Biobank). Una década más tarde, a 103.712 de ellos se les dio relojes inteligentes para registrar su actividad durante una semana. Dichos datos sirvieron a un grupo de científicos para indagar un marcador objetivo del párkinson que serviría para su detección precoz. 

Ya cuando les pusieron los relojes, había 273 con diagnóstico clínico de párkinson. Y desde entonces se le había diagnosticado a otros 196. Los datos de estos dos grupos han sido claves para detectar la señal anómala que indica que algo va mal en la sustancia negra, la parte del cerebro que degenera a medida que avanza la enfermedad.

Ya que los acelerómetros, magnetómetros y giroscópicos que llevan las pulseras de actividad o los smartwatches no se les escapa los síntomas de las personas afectadas que experimentan como lentitud de movimientos, rigidez, dificultades de coordinación y temblores.

Una de las debilidades de esta investigación es que el registro de la actividad con los relojes solo duró una semana, pero sí se aplicara en un entorno real, la acumulación de datos a lo largo del tiempo podría afinar la señal de alerta. 

Antes del actual trabajo de Sandor, un grupo de científicos de Estados Unidos ya se había usado la inteligencia artificial para detectar patrones en los datos de los relojes inteligentes.

Además, “si le añadimos todas las demás características prodrómicas que están surgiendo relacionadas con el párkinson (anosmia, alteración del sueño REM, depresión, etc.), los algoritmos predictivos en nuestro nuevo mundo de IA se volverán muy poderosos”.

Recordemos que el párkinson es un trastorno neurodegenerativo del movimiento que se caracteriza por una progresión lenta de la enfermedad, definió la investigadora de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) y coautora del estudio, Cynthia Sandor. 

Un programa de Inteligencia Artificial (IA) parece ser capaz de reducir la carga de trabajo de los radiólogos en la detección del cáncer de mama, según los primeros estudios publicados, aunque aún es demasiado pronto para concluir sobre su eficacia.

La inteligencia artificial encontró más cánceres de mama que los médicos con años de capacitación y experiencia, no obstante esto no significa que su hospital permitirá que una computadora determine si tiene cáncer en el corto plazo. 

Todavía queda mucha más investigación por hacer, menciona ‘The Lancet Oncology’ quienes realizaron el estudio y lo publicaron en Suecia. Además concluyeron que no hay riesgo de que los radiólogos utilicen dicho software de IA para orientar y mejor sus análisis en la detección del cáncer de mama.

El uso de dicha tecnología podría disminuir la carga de trabajo de los médicos porque el procedimiento que involucra la Inteligencia Artificial solo necesitaría de un profesional.

Los investigadores dividieron a unas 80.000 mujeres en dos grupos de tamaño similar. Todas ellas se realizaron una mamografía; el primer grupo se revisó de forma convencional, es decir con la mirada de dos radiólogos independientes, mientras que los datos del segundo fueron examinados primero por una IA y luego por un solo radiólogo.

El grupo asistido por la IA no registró peores o mejores resultados e incluso se detectó un número un poco más elevado de cánceres. La tasa de “falsos positivos”, fue similar para el segundo caso.

Así mismo, se están desarrollando varios programas de Inteligencia Artificial para ayudar a los médicos en la detección del cáncer. Se está creando un programa en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) para detectar un alto riesgo de cáncer de mama en el futuro en función de las mamografías actuales, algo que los médicos no pueden hacer en este momento. 

Gracias a un trasplante de células madre, la “Paciente de Nueva York” como han decidido llamarle, es la cuarta persona en el mundo y la primera mujer que ha logrado eliminar el virus del cuerpo como resultado de una intervención médica para tratar su leucemia, enfermedad de la que también logró curarse.

La paciente cuya identidad es completamente anónima, lleva sin VIH detectable desde 2017, luego de recibir células madre, resistentes al patógeno, procedentes de sangre de un cordón umbilical.

Está noticia que llenaba de esperanza a los científicos, doctores y pacientes de todas las naciones, se dio a conocer de manera preliminar en  una conferencia internacional el pasado 2022, pero fue hace apenas unos días cuando la noticia se confirmó y ahora sí con resultados concluyentes en una revista de divulgación médica y científica, llamada CELL.

Aunque claramente es un cambio de juego alentador para las personas que viven con este virus, los investigadores subrayaron que los trasplantes de células madre no son una cura realista para el VIH por sí mismos dada la naturaleza altamente invasiva y riesgosa del procedimiento y los efectos secundarios brutales.

EL VIH EN NÚMEROS.

40,1 millones, es el número de personas que han fallecido por enfermedades relacionadas con el SIDA desde el comienzo de la epidemia del VIH, según ONUSIDA.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, unos 38,4 millonesde personas vivían con el virus en 2021. Incluso se estima que alrededor de 1,5 millones de personas adquirieron el VIH el pasado 2022.