¿Sabías que los árboles no solo nos regalan oxígeno y sombra?

Un equipo internacional de científicos ha descubierto algo asombroso: la corteza de los árboles también absorbe metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2. Este hallazgo podría ser una gran noticia en la lucha contra el cambio climático.

El metano es responsable de aproximadamente el 30% del calentamiento global desde la era preindustrial. Aunque no escuchamos tanto sobre él como del CO2, su impacto es devastador. “El metano es 28 veces más eficaz para atrapar el calor en la atmósfera que el dióxido de carbono”, explica Vincent Gauci, investigador de la Universidad de Birmingham. Sin embargo, este gas tiene una vida útil más corta en la atmósfera, lo que significa que, si logramos reducir sus niveles, podríamos ver resultados positivos en poco tiempo.

Hasta ahora, pensábamos que el suelo era el principal lugar donde se eliminaba el metano. Pero este estudio revela que los microbios que viven en la corteza de los árboles pueden absorber el gas a una escala comparable o incluso mayor. Y lo mejor de todo, es que este proceso ocurre en todo tipo de bosques, desde los tropicales hasta los boreales.

Los investigadores midieron cómo los árboles en la Amazonia, Panamá, Suecia y el Reino Unido interactúan con el metano. Descubrieron que, especialmente en los bosques tropicales, los árboles tienen un gran potencial para absorber este gas, lo que añade un 10% adicional al beneficio climático que ya proporcionan.

Este descubrimiento abre nuevas puertas para combatir el cambio climático. Podríamos seleccionar especies de árboles que sean especialmente buenas para absorber metano o incluso modificar las comunidades microbianas en su corteza para maximizar este efecto. “Los árboles nos ofrecen una herramienta natural para mitigar el cambio climático que antes no habíamos considerado”, añade Gauci.

Además, este hallazgo refuerza la importancia de preservar nuestros bosques y evitar la deforestación. Proteger los árboles no solo significa cuidar el paisaje, sino también proteger nuestro planeta de los efectos del calentamiento global.

Así que la próxima vez que pases por un bosque, recuerda: esos árboles están trabajando incansablemente para mantener nuestro mundo un poco más fresco. ¡Los superpoderes de la naturaleza nunca dejan de sorprendernos!

El primer experimento para producir oxígeno en Marte llegó a su fin con el dispositivo del tamaño de un microondas llamado MOXIE, o experimento de utilización de recursos in situ de oxígeno en Marte, se encuentra en el rover Perseverance de la NASA.

El experimento comenzó hace más de dos años, unos meses después de que el rover aterrizara en Marte. Desde entonces, MOXIE ha generado 122 gramos de oxígeno, equivalente a lo que respira un perro pequeño en 10 horas, según la NASA. El instrumento funciona convirtiendo parte del abundante dióxido de carbono de Marte en oxígeno.

Durante el pico de su eficiencia, MOXIE produjo 12 gramos de oxígeno por hora con una pureza del 98% o mejor, que es el doble de los objetivos de la NASA para el instrumento. El 7 de agosto, MOXIE operó por decimosexta y última vez, habiendo cumplido todos sus requisitos.

Trudy Kortes, directora de demostraciones tecnológicas de la Dirección de Misiones de Tecnología Espacial de la sede de la NASA dijo en un comunicado estar muy orgullosos de haber apoyado una tecnología innovadora como MOXIE que podría convertir los recursos locales en productos útiles para futuras misiones de exploración. 

Y agregó que al probar esta tecnología en condiciones del mundo real, “nos hemos acercado un paso más a un futuro en el que los astronautas vivan de la tierra en el Planeta Rojo”.

Con esto el Perseverance, ha sumado un nuevo logro a una creciente lista de hitos, convertir parte de la delgada atmósfera del planeta rojo, rica en dióxido de carbono, en oxígeno. 

La prueba tuvo lugar el 20 de abril, 60 días marcianos (o soles) después del aterrizaje de Perseverance el pasado 18 de febrero.

“MOXIE no es solo el primer instrumento que produce oxígeno en otro mundo”, dijo Trudy Kortes. Es la primera tecnología de su tipo que ayudará a las futuras misiones a “vivir de la tierra”, utilizando elementos propios del entorno de otro mundo, también conocido como uso de recursos en el lugar.