A partir del 1 de julio de 2024, Lisboa dió un paso firme en la lucha contra los residuos desechables al prohibir los vasos de plástico de un solo uso en bares y cafeterías. Este cambio forma parte de una campaña nacional que busca reducir el uso de plásticos y cambiar la mentalidad de consumo en la capital portuguesa.

¿Cómo afectará esto a la vida diaria? 

Si te gusta disfrutar de una bebida para llevar mientras paseas por las calles de Lisboa, ya no recibirás tu café en los tradicionales vasos desechables. Los establecimientos tendrán que ofrecer opciones más sostenibles, como recipientes reutilizables. Según la nueva normativa, los locales que no cumplan con esta regla se enfrentan a multas que van desde los 150 euros para personas hasta los 15,000 euros para empresas.

Ricardo Tavares, presidente de la Asociación Portuguesa de Bares y Discotecas, señaló que este cambio coincide con las populares fiestas de verano en Lisboa, un periodo en el que la demanda de vasos para bebidas en la calle es altísima. Además, la situación económica es más difícil que en 2020, “en estos cuatro años cambiaron muchas cosas”, lamentó Tavares, haciendo referencia al aumento “brutal” de los precios.

El director del Departamento de Higiene Urbana de Lisboa, Nuno Vinagre, explicó que el objetivo de esta prohibición va más allá de eliminar el plástico.Se trata de transformar mentalidades”, dijo, añadiendo que el cambio hacia recipientes reutilizables reducirá tanto el impacto ambiental como el gasto público en la gestión de residuos. Vinagre también adelantó que el Ayuntamiento está evaluando cómo podría ayudar a los negocios en esta transición, aunque no precisó detalles.

Este movimiento es solo una pieza en un rompecabezas más grande. Desde 2019, el Parlamento portugués aprobó leyes que prohíben la vajilla de plástico de un solo uso en restaurantes y comercios. El cambio está en marcha, y aunque algunos puedan resistirse, la dirección está clara: Lisboa se encamina hacia un futuro más ecológico.

En una movida que está captando la atención de ambientalistas y líderes internacionales, Grecia se convierte en el primer país de Europa en prohibir la pesca de arrastre de fondo en todos sus parques marinos y áreas protegidas. Este es un paso gigante en la conservación de los océanos y un golpe al cambio climático.

El anuncio, realizado por el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis durante la conferencia Our Ocean en Atenas, ha generado revuelo por la importancia de esta decisión. “Nuestro compromiso es claro: proteger nuestros ecosistemas marinos diversos y únicos”, afirmó Mitsotakis, destacando la inversión de 780 millones de euros destinada a crear dos nuevos parques nacionales en el Mar Jónico y el Mar Egeo.

La prohibición total de esta técnica de pesca destructiva no será inmediata, pero está programada para implementarse en los parques nacionales en 2026 y en todas las áreas marinas protegidas para el año 2030. Esto busca preservar la vida de especies en peligro como los cachalotes, delfines rayados y la foca monje del Mediterráneo, especies que se han visto gravemente afectadas por la pesca de arrastre.

¿Por qué es tan importante esta prohibición? 

La pesca de arrastre es un método que rasga el fondo marino, destruyendo hábitats frágiles y liberando enormes cantidades de dióxido de carbono atrapado en los sedimentos oceánicos. Además, afecta gravemente la biodiversidad marina. “Es como arrancar un bosque entero cada vez que se lanza una red al mar”, explica Lucía Castro, directora de la ONG Sin azul no hay verde, en una reciente entrevista.

Aunque Grecia ha sido el primero en dar este importante paso, la decisión no está exenta de controversia. Las tensiones con Turquía han aumentado, ya que la creación de estos nuevos parques marinos afecta áreas geográficas cuyo estatus es disputado. Sin embargo, los conservacionistas están optimistas y esperan que más países europeos se sumen a esta iniciativa.

“El 97 % de las áreas marinas protegidas en el mundo todavía permiten la pesca de arrastre. El liderazgo de Grecia es un faro de esperanza para los océanos”, agrega Castro. Y es que, a pesar de que existen áreas protegidas, muy pocas están realmente libres de la amenaza de esta práctica devastadora.

¿Podrá el ejemplo griego desencadenar un cambio global? Eso está por verse. Lo que es seguro es que el océano, ese vasto y misterioso azul, necesita que más países sigan este valiente ejemplo.