Hay descubrimientos científicos que parecen salidos de una peli de ciencia ficción, pero que son muy reales. Este es uno de ellos. Y aunque comienza en ratones, termina con una posibilidad para nosotros, los seres humanos.

Imagina esto: tomas un poco de sol, tu cuerpo produce vitamina D, y de alguna manera eso ayuda a que una bacteria buena crezca en tu intestino. Esa bacteria, sin que tú lo notes, podría ayudar a tu sistema inmunológico a defenderte mejor del cáncer. No es magia, es ciencia… y acaba de pasar.

Un grupo de investigadores de Reino Unido, Estados Unidos y Dinamarca acaba de descubrir que una dieta rica en vitamina D ayuda a los ratones a resistir mejor los tumores. ¿Cómo? La vitamina no ataca al cáncer directamente, sino que cambia el ambiente del intestino para que aparezca más Bacteroides fragilis—una bacteria que, al parecer, activa las defensas del cuerpo contra el cáncer.

Y sí, aunque esto se probó en ratones, también se revisaron datos de más de 1.5 millones de personas en Dinamarca. ¿El patrón? Quienes tenían menos vitamina D presentaban un mayor riesgo de cáncer, y quienes tenían niveles más altos respondían mejor a ciertos tratamientos.

¿Significa esto que debes correr a la farmacia por suplementos o quedarte bajo el sol como lagartija? No. Pero sí abre una conversación súper interesante sobre cómo el cuerpo, el sol, la alimentación y esas bacterias que viven dentro de ti están más conectados de lo que creíamos.

Este estudio no da respuestas absolutas, pero sí una pista poderosa: mantener niveles adecuados de vitamina D podría ser más importante de lo que pensábamos. Y si a eso le sumamos una alimentación que cuide tu microbiota intestinal… tal vez estemos más cerca de encontrar aliados invisibles en nuestra lucha contra enfermedades grandes.

¿Quién iba a pensar que el intestino y el sol podrían formar equipo en algo tan grande?

¡Fascinante!… cada día, la ciencia nos sorprende más. 

¿Te imaginas que tu doctor te recete un paseo por el bosque en lugar de pastillas

En Japón esto ya es una realidad, y se llama Shinrin-Yoku o “baño de bosque”. No, no necesitas agua ni jabón, solo caminar entre árboles, respirar profundo y desconectar del estrés. Suena bien, ¿no?

Desde la década de los 80, los japoneses han demostrado que esta práctica reduce la presión arterial, fortalece el sistema inmunológico y combate la ansiedad. Los efectos secundarios son energía y paz.

Investigadores han comprobado que caminar por la naturaleza disminuye la hormona del estrés (cortisol)hasta un 12,4%, baja la presión arterial y hasta reduce el riesgo de infartos. ¿Por qué sucede esto? Debido a que nuestro cerebro evolutivamente está diseñado para sentirse bien en entornos naturales.

El secreto está en los aromas naturales de los árboles, como el cedrol o el limoneno, que refuerzan nuestras defensas y ayudan a combatir enfermedades. Corea del Sur y Finlandia también han adoptado esta terapia, invirtiendo millones en centros especializados.

No solo en Asia se ha vuelto popular. En Estados Unidos, más de 800.000 personas se sumaron al senderismo en 2022. En México ya existen empresas como Senderismo Trail especializadas en llevar grupos a practicar el senderismo como actividad recreativa o deportiva. Caminar al aire libre no solo mejora la salud física, sino que también potencia la memoria, la creatividad y reduce la depresión

Ya sabes, la próxima vez que necesites relajarte, deja tu celular, sal y disfruta de la naturaleza y permita que esta haga su magia. 

La inmunoterapia en cáncer de cabeza y cuello ofrece nuevas y esperanzadoras opciones de tratamiento para pacientes, en especial para aquellos con cánceres relacionados con el virus del papiloma humano (VPH), y sin los efectos secundarios potencialmente devastadores de los tratamientos convencionales.

El Instituto de Investigación del Cáncer (ICR) de Londres y la fundación Royal Marsden NHS han crean un nuevo y exitoso tratamiento experimental que puede acabar con los tumores de cáncer de cabeza y cuello en pacientes terminales.

El término “cáncer de cabeza y cuello” incluye diferentes tipos de cáncer que se clasifican según la zona donde se originan. Estas zonas comprenden la boca (cavidad bucal), la garganta (faringe), la laringe, los senos y la cavidad nasal, y las glándulas salivales.

Entre los factores de riesgo medioambiental del cáncer de cabeza y cuello se encuentra el consumo de tabaco, el consumo excesivo de alcohol, la exposición prolongada al sol y determinados virus, como el VPH y el virus de Epstein-Barr (VEB).

El tratamiento experimental (inmunoterapia) es aplicado en pacientes terminales y consta de una serie de medicamentos de inmunoterapias que el sistema inmunológico de los pacientes aprovecha para matar sus propias células cancerosas.

Actualmente existen cuatro opciones de inmunoterapia aprobadas para el cáncer de cabeza y cuello:

  • Anticuerpos dirigidos: Cetuximab (Erbitux).
  • Inmunomoduladores: Dostarlimab (Jemperli), Nivolumab (Opdivo®) Pembrolizumab (Keytruda®).

Además de aumentar las posibilidades de supervivencia a largo plazo, el tratamiento también desencadena muchos menos efectos secundarios en los pacientes. Comparado con la quimioterapia, que es el tratamiento estándar que se ofrece a muchos pacientes con cáncer avanzado.

A un paciente que esperaba morir hace cuatro años, las enfermeras le llamaron semanas después de unirse al estudio para decirle que su tumor había desaparecido por completo.

Estos pacientes vivieron un promedio de tres meses más que los que recibieron quimioterapia. La mediana de supervivencia general de estos pacientes fue de 17,6 meses, el promedio más alto jamás informado en este grupo de pacientes.

Además, los resultados de otros ensayos de la combinación de fármacos han sugerido previamente beneficios similares para pacientes terminales con cáncer de riñón, piel e intestino.

Por ello, a pesar de que los resultados del ensayo en fase 3 son tempranos, son muy significativos clínicamente. Un paso más para erradicar y vencer esta enfermedad y, sin duda, una buena noticia que celebrar.

Si se detecta a tiempo, el cáncer de cabeza y cuello es sumamente curable, con frecuencia con monoterapia (cirugía o radioterapia). En general, los tipos de cáncer de cabeza y cuello en etapas más avanzadas se tratan con diversas combinaciones de cirugía, radioterapia y quimioterapia. Con cualquier plan de tratamiento, el objetivo no es solo eliminar el cáncer sino también preservar las funciones de las estructuras involucradas en el habla, la deglución y la expresión.