En una época donde la magia de dar nunca se pierde, los estudiantes de la Universidad de Sonora (Unison) decidieron llevar alegría a comunidades vulnerables y, al mismo tiempo, salvar al planeta

¿Cómo lo hicieron?

Con el Juguetón Sustentable, una iniciativa que demuestra que reciclar también puede regalar sonrisas

Este año, alrededor de cuatro mil juguetes reciclados están cambiando vidas. Estos juguetes, que muchos considerarían basura, fueron rescatados y reacondicionados por los estudiantes de la Facultad Interdisciplinaria de IngenieríaJavier Esquer Peralta, coordinador del proyecto, lo explica mejor: “Prolongamos la vida de los juguetes y reducimos la cantidad de residuos. Pero, sobre todo, llevamos esperanza y felicidad a quienes más lo necesitan”.

Imagina juguetes que, en lugar de terminar en un basurero, llegan a las manos de niños y niñas en situación vulnerable. Los pequeños de zonas como Bahía de Kino, Mesa Tres Ríos y comunidades indígenas recibirán estos regalos justo a tiempo para Navidad“Cada juguete entregado es una oportunidad para recordar que lo que desechamos aún puede tener valor”, dice Francisca Monge Amaya, académica que participa en el proyecto.

Este no es solo un acto de bondad. También es un ejercicio de conciencia. Los estudiantes no solo aprendieron sobre sustentabilidad, sino que vivieron en carne propia cómo pequeñas acciones pueden transformar realidades“El reciclaje no solo cuida el planeta, también cuida a nuestra gente”, señalan los participantes.

Además, detrás de esta iniciativa hay más de 30 grupos de estudiantes y el apoyo de ocho académicos que, como verdaderos héroes anónimos, hicieron posible esta labor titánica. Gracias a ellos, asociaciones como Pintando Sonrisas y Casas de Refugio verán a más niños felices esta Navidad. 

Así que, la próxima vez que pienses en tirar un juguete viejo¡piénsalo dos veces! Reciclar no solo ayuda al medio ambiente, también puede ser una puerta a la felicidad de alguien más. Porque regalar una sonrisa es, quizás, ¡el mejor regalo de todos!

A partir del 1 de julio de 2024, Lisboa dió un paso firme en la lucha contra los residuos desechables al prohibir los vasos de plástico de un solo uso en bares y cafeterías. Este cambio forma parte de una campaña nacional que busca reducir el uso de plásticos y cambiar la mentalidad de consumo en la capital portuguesa.

¿Cómo afectará esto a la vida diaria? 

Si te gusta disfrutar de una bebida para llevar mientras paseas por las calles de Lisboa, ya no recibirás tu café en los tradicionales vasos desechables. Los establecimientos tendrán que ofrecer opciones más sostenibles, como recipientes reutilizables. Según la nueva normativa, los locales que no cumplan con esta regla se enfrentan a multas que van desde los 150 euros para personas hasta los 15,000 euros para empresas.

Ricardo Tavares, presidente de la Asociación Portuguesa de Bares y Discotecas, señaló que este cambio coincide con las populares fiestas de verano en Lisboa, un periodo en el que la demanda de vasos para bebidas en la calle es altísima. Además, la situación económica es más difícil que en 2020, “en estos cuatro años cambiaron muchas cosas”, lamentó Tavares, haciendo referencia al aumento “brutal” de los precios.

El director del Departamento de Higiene Urbana de Lisboa, Nuno Vinagre, explicó que el objetivo de esta prohibición va más allá de eliminar el plástico.Se trata de transformar mentalidades”, dijo, añadiendo que el cambio hacia recipientes reutilizables reducirá tanto el impacto ambiental como el gasto público en la gestión de residuos. Vinagre también adelantó que el Ayuntamiento está evaluando cómo podría ayudar a los negocios en esta transición, aunque no precisó detalles.

Este movimiento es solo una pieza en un rompecabezas más grande. Desde 2019, el Parlamento portugués aprobó leyes que prohíben la vajilla de plástico de un solo uso en restaurantes y comercios. El cambio está en marcha, y aunque algunos puedan resistirse, la dirección está clara: Lisboa se encamina hacia un futuro más ecológico.

¿Qué pasaría si les dijera que una pelota de tenis puede vivir 400 años en un vertedero antes de degradarse?

Esto suena increíble, pero es un hecho alarmante. Sin embargo, una diseñadora belga, Mathilde Wittock, ha encontrado la manera de darles una segunda vida y transformar estos objetos en muebles de lujo: ¡Salvando al Planeta!

Cada año, 300 millones de pelotas de tenis se desechan, lo que representa un reto ambiental enorme debido a su composición. Wittock, consciente de este problema, decidió actuar. “No solo quiero reducir residuos, quiero transformar basura en algo bello y útil,” comentó. ¡Y lo ha logrado!

El proceso que utiliza Wittock es tan creativo como sostenible. Primero, recolecta pelotas de tenis desechadas de diversas fuentes, retira el gas interno que les da su rebote y luego las ensambla meticulosamente. El resultado: sofás, taburetes, bancos y paneles acústicos que combinan funcionalidad y estética de manera impecable.

Sus piezas son mucho más que muebles; son una declaración visual sobre la sostenibilidad. Cada metro cuadrado de sus paneles acústicos, por ejemplo, incorpora 283 pelotas de tenis, lo que equivale a evitar la emisión de 8.5 kg de CO2.

Este enfoque ha llamado la atención de varias federaciones de tenis que ahora colaboran con Wittock al donar sus pelotas usadas. “Es inspirador ver cómo el arte y el deporte pueden unirse para abordar un problema común,” señala una de las federaciones que ha apoyado su iniciativa. Wittock ha demostrado que el diseño sostenible no tiene que ser aburrido o sacrificar la elegancia; sus creaciones son robustas, estéticamente atractivas y, sobre todo, amigables con el planeta.

Pero este no es un esfuerzo aislado. Iniciativas como la de HearO speakers, que recicla pelotas de tenis de Wimbledon para fabricar altavoces Bluetooth, muestran cómo la tecnología y la creatividad pueden abrir nuevas posibilidades para reducir residuos.

Mathilde Wittock no solo fabrica muebles, sino que también invita a repensar nuestros hábitos de consumo. “El reciclaje creativo es una herramienta poderosa para enfrentar los desafíos ambientales,” afirma la diseñadora.

En tiempos donde el cambio climático es uno de los retos más urgentes, iniciativas como las de Wittock nos recuerdan que hay esperanza. Con creatividad e innovación, es posible transformar lo ordinario en extraordinario y, al mismo tiempo, ayudar al planeta.

La innovación en tecnología protésica ha alcanzado un hito sin precedentes: se ha desarrollado la primera prótesis de mano capaz de transmitir la sensación de temperatura y calor humano a su usuario. Este dispositivo, conocido como MiniTouch, promete transformar la vida de las personas amputadas al mejorar significativamente sus interacciones sociales y su sensación de conexión humana. 

El dispositivo transmite información térmica desde la yema del dedo de la mano protésica hasta el brazo residual del usuario, permitiéndoles sentir variaciones de temperatura con una precisión asombrosa.

El dispositivo ha sido probado con éxito en un hombre italiano de 57 años, Fabrizio, quien perdió su mano hace más de tres décadas. Gracias a MiniTouch, Fabrizio ha podido diferenciar entre objetos fríos y calientes con una precisión del 100%, logrando una conexión emocional intensa al volver a sentir el calor humano después de tanto tiempo. “Fue una emoción muy fuerte para mí. Fue como reactivar una conexión con alguien,” expresó Fabrizio conmovido, resaltando el impacto emocional de esta tecnología revolucionaria.

Durante las pruebas clínicas realizadas en el Centro de Prótesis Inail en Bolonia, Italia, Fabrizio fue capaz de identificar y clasificar manualmente objetos de diferentes temperaturas o materiales. “Por primera vez, estamos muy cerca de restaurar toda la paleta de sensaciones a las personas amputadas,” afirmó el profesor Silvestro Micera, coautor principal del estudio. “Y se puede integrar fácilmente en prótesis comerciales,” añadió, subrayando la viabilidad práctica y la accesibilidad futura del MiniTouch.

El MiniTouch se distingue por su integración de dispositivos electrónicos disponibles en el mercado en prótesis ya existentes, sin necesidad de procedimientos quirúrgicos invasivos. El dispositivo se adhiere a un punto específico de la extremidad del usuario, generando sensaciones en su dedo índice fantasma. “Creemos que tener la capacidad de sentir la temperatura mejorará la encarnación de las personas amputadas: la sensación de que ‘esta mano es mía’.

Este avance tecnológico representa una de las últimas fronteras en la restauración de sensaciones naturales en extremidades artificiales. La incorporación de sensaciones térmicas realistas no solo mejora la funcionalidad de las prótesis, sino que también tiene un impacto profundo en la calidad de vida y la conexión emocional de los usuarios.