París necesitaba prepararse para una de las ceremonias más emotivas de las Olimpiadas 2024 y con la esperada llegada de la antorcha olímpica al Pebetero de la capital francesa. Esta llama, símbolo de paz y unidad, trajo consigo un mensaje de esperanza y celebración deportiva que conecta los antiguos Juegos con los contemporáneos. Sin embargo, este año, tuvo un momento especial que capturó la atención mundial: el relevo de la antorcha por parte del atleta paralímpico, Kevin Piette, asistido por un exoesqueleto robótico.

Kevin Piette, de 36 años, es un atleta paralímpico cuya historia de superación ha conmovido a muchos. Una grave lesión en la columna vertebral a causa de un accidente en su infancia lo dejó parapléjico. No obstante, la determinación de Piette y los avances en tecnología médica le han permitido no solo caminar de nuevo, sino también participar en uno de los eventos más icónicos del deporte mundial.

Piette recorrió un tramo del relevo de la antorcha olímpica por las calles del noreste de París. Equipado con un exoesqueleto robótico, el atleta avanzó con firmeza y orgullo, acompañado por una multitud entusiasta que lo aclamaba. Este momento quedó inmortalizado en video y rápidamente se viralizó en las redes sociales, con comentarios como “súper gran gesto”, “verlo llevar la antorcha me hizo creer que todo es posible” y “que Dios lo bendiga”, reflejando el impacto emocional y la admiración que generó su hazaña.

El exoesqueleto es una pieza de tecnología avanzada, diseñada para proporcionar sujeción en la cintura, muslos, rodillas y tobillos. Este dispositivo le ofreció la estabilidad necesaria para moverse con seguridad, demostrando cómo la tecnología puede superar barreras físicas y abrir nuevas posibilidades para las personas con discapacidades.

“Su participación no solo simboliza la unión de los pueblos a través del deporte, sino también la integración y la inclusión en su máxima expresión” comentó Tracey Callahan Molnar, experta en tecnología de asistencia.

La perrita #Frida que es el símbolo de la unidad y la esperanza durante la búsqueda de vida, luego del terremoto que sacudió a la ciudad de México el 19 de septiembre del 2017, se ha jubilado oficialmente del cumplimiento de su labor como rescatista, a los 9 años.

Ha sido durante una ceremonia del Día Internacional del Rescatista, organizada por la Secretaría de Marina Armada de México, que fue condecorada con los más altos honores despedida con cariño y agradecimiento por los allí presentes.

Durante el evento, le quitaron sus zapatos, su equipo de trabajo y además el Almirante Eduardo Redondo Arámburo, le entregó una pelota como símbolo de lo que será su nueva vida, ya en retiro.

Hoy #Frida que tiene unos 70 años humanos, quedará en custodia del Subgrupo de Control Canino de la Sección Tercera del Estado Mayor General de la Armada y su nueva labor, será como “Maestra” pues apoyará a su nuevo equipo a entrenar a nuevas generaciones de perritos rescatistas para que su legado permanezca en el país.

Durante los años en activo de #Frida participó en al menos 53 rescates no sólo en México, si no que su ayuda fue internacional, porque en su momento viajó a Haití.

¡Gracias Frida!