En un avance científico trascendental, investigadores de la Universidad de Osaka han desentrañado los misterios de la senescencia celular al descubrir la proteína HKDC1. Este hallazgo prometedor, recién publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que la HKDC1 desempeña un papel dual al mantener la estabilidad de dos orgánulos críticos: las mitocondrias y los lisosomas.

Las mitocondrias y los lisosomas, componentes fundamentales de las células, son responsables de la producción de energía y del mantenimiento celular, respectivamente. Los investigadores japoneses liderados por Shuhei Nakamura, catedrático de Bioquímica en la Universidad Médica de Nara, destacan que la disfunción de estos orgánulos se asocia con el envejecimiento y diversas enfermedades, desde neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer hasta condiciones cardiovasculares y fibrosis.

El descubrimiento no solo apunta a potenciales avances en la comprensión del envejecimiento, sino que también ofrece perspectivas emocionantes para el desarrollo de tratamientos novedosos. En palabras de Vidyani Suryadevara, profesora de radiología en la Universidad de Stanford, este hallazgo identifica un “mecanismo molecular crítico” que afecta simultáneamente a más de un orgánulo celular, abriendo la posibilidad de desarrollar fármacos senolíticos dirigidos contra la senescencia celular.

Uno de los aspectos más intrigantes del estudio es la conexión de la proteína HKDC1 con el proceso de “mitofagia”, que implica la eliminación de mitocondrias dañadas para garantizar la supervivencia celular. Las enfermedades neurodegenerativas, según investigadores de Harvard, podrían surgir cuando se acumulan mitocondrias dañadas. Aquí es donde entra en juego la HKDC1, que junto con la proteína factor de transcripción EB (TFEB), desempeña un papel crucial en la eliminación de mitocondrias dañadas, un proceso vital para evitar enfermedades degenerativas.

El profesor Nakamura explicó en un comunicado que la HKDC1 no solo se localiza en las mitocondrias, sino que también desempeña un papel fundamental en el proceso de reparación lisosomal. Las interacciones de la HKDC1 con las proteínas VDAC facilitan el contacto entre mitocondrias y lisosomas, esencial para la reparación lisosomal. Este aspecto, hasta ahora poco comprendido, arroja luz sobre el mantenimiento de mitocondrias y lisosomas, subrayando la importancia de la HKDC1 en la homeostasis celular.

El estudio también destaca la posible relevancia de la HKDC1 en el contexto de enfermedades como el cáncer de pulmón e hígado. Este avance, sin duda, marca un hito en la ciencia biomédica y brinda esperanzas para el desarrollo de tratamientos más efectivos contra enfermedades relacionadas con el envejecimiento.